Durante estos días, dos artistas coinciden en el empleo de tiras de papel como fundamento material de sus pinturas. Son Ximena Rojas -Sala Gasco- y Matías Movillo -Museo de Artes Visuales-. Si bien ambos utilizan bandas delgadas, puestas una al lado de la otra, cubriendo la totalidad del soporte, los pigmentos respectivos con que pintan encima nos hablan de grados diferentes de la abstracción. Una abstracta pura resulta Rojas, en tanto que Movillo no se desliga por completo de lo reconocible. Comencemos por la primera expositora. Un par de trabajos en formato menor muestran ya su material básico, colocado horizontalmente sobre lino con la ayuda de visibles y asimismo protagónicas costuras blancas. En ambos casos, una coloración de plateado con o sin manchas doradas las recubre. Sirven de preparación, de escolta al amplio desarrollo pictórico "Espejo de luz" (2016-2017), epicentro de lo mostrado.
Este cuadro extenso llena una pared entera del local que lo acoge; ahora las tiras de lino van dispuestas en sentido vertical y también cosidas. A través de sus seis tramos ricos en una muy variada monocromía plata, se nos revelan los reflejos de la luz, provocando mil intensidades de brillo y de opacidad. El efecto luminoso permite detectar un efecto atornasolado, capaz de conjugar destellos azulado y blanco, dorado, rosa y suave anaranjado. Su efecto óptico cambia, asimismo, según el desplazamiento físico del espectador. El enmarcado parcial que circunda la obra subraya la inestabilidad del visual de conjunto. Sin duda hay en esta obra gran aliento plástico, una abstracción que va más allá de geometrías e informalismos y hasta podría tocar ámbitos metafísicos.
En Movillo, la mancha verde, espesa, absolutista sobre el embarrilado de cintas de papel paralelas con frecuencia lo invade todo, emprendiendo una lucha inarmónica contra la blancura del soporte que defiende su propia autonomía en cada pintura. Cuando se produce el rompimiento, el desgarrado, el descascarado de las tiras, emerge la alusión bastante vaga al mundo figurativo. Enfrentamos, entonces, cerrados cielos nocturnos, oscuridades espaciales, insinuaciones de jardín, de territorio en pendiente, de ramas de árbol, de follajes. La alteración de los papeles pegados provoca, entre tanto, efectos de textura, que el dinamismo del esmeralda acrecienta. Por un momento el autor se aparta aquí de su color protagónico. De esa manera, ocre amarillo y castaño, junto a la corrosión del material, además de intensificar la textura, constituyen la excepción cromática dentro del conjunto. Durante los diez años últimos en la evolución del artista, la presente etapa hacia lo no reconocible se vuelve exigente para el espectador, al que a primera vista bien puede parecerle una abstracción críptica, dura.
Florcitas y personajes característicos
El papel blanco troquelado y los simples alfileres metálicos bastan a la argentina Andrea Fernández -Galería La Sala- para hacer florecer sus jardines dentro de 19 cuadritos cajas. Las diferencias de altura ahí establecen relieve y juego de claroscuro sutiles. Otros tres pequeños trabajos introducen, además, miniaturas fotográficas sin color -alcanza especial lirismo en el caso de la niñita- o una ventana cavada en el soporte. Siete dibujos delicados a lápiz, de hiperrealista temática hogareña, completan lo substancial de la exhibición. Por su parte, los recortes de florcitas amontonados sobre el suelo nada añaden al mérito de los trabajos visitantes.
Gonzalo Cienfuegos -también Sala Gasco- vuelve a girar alrededor de sí mismo. Tiene pleno derecho a hacerlo. Así, de nuevo nos ofrece sus típicos protagonistas. Hombres y mujeres que, cual actores teatrales fuera de escena, parecen tomarse un descanso, aunque sigan representando sus roles respectivos. Ellos, en general, aún mantienen su mirada hacia el público, mientras su mayor o menor acumulación física acentúa, dentro de la mira del observador, el absurdo de las diversas situaciones. De 2015-2016, presenta seis dibujos en formato grande -carboncillo y monocromía al pastel- y trece óleos sobre tela. Nos entregan, junto a una realidad distorsionada, la figuración ecléctica del autor. De ese modo, dentro de una atmósfera entre onírica y expresionista, no faltan las citas cubistas, surrealistas, abstractas y a los grandes maestros. Respecto a estos últimos, valga hacer notar, por una parte, los lindos entornos y los renacentistas paisajes inventados de los óleos; por la otra, la debilidad lineal en la pierna izquierda de "La bañista..." de Ingres.
Rito y memoria
Atractivas abstracciones de Ximena Rojas, previsibles pinturas y dibujos de Gonzalo Cienfuegos
Lugar: Galería Gasco
Fecha: hasta el 5 de mayo
La oscuridad visible
Un exigente paso adelante de Matías Movillo rumbo a lo no reconocible
Lugar: Museo de Artes Visuales
Fecha: hasta el 28 de mayo
El jardín de Zulema
Simplicidad y finura de Andrea Fernández, con florecillas mediante
Lugar: Galería La Sala
Fecha: hasta el 8 de abril