El gran aliciente de "Año Nuevo" es la fusión de los talentos de Jaime Lorca, de respetada trayectoria en el teatro de animación, y la actriz Paulina García. En rigor, estos condiscípulos de universidad ya confluyeron en "Orates", montaje que ambos crearon y dirigieron en dupla (y en que ella actuó, y él no) con más aciertos formales que de fondo. Pero eso fue en 2010, antes que García adquiriera inusitado renombre en el cine internacional.
Aquí vuelven a ser coautores y directores, y ahora comparten también el escenario como únicos intérpretes, con ella además incursionando en la manipulación de objetos. A fin de cuentas, el estreno -coproducción del GAM- tiene el nítido sello del grupo Viajeinmóvil que lidera Lorca, en tanto Paulina García destaca más que nada por su desempeño interpretativo.
Porque la propuesta -que muestra el devenir de una pareja por más de medio siglo de matrimonio, solo a través de las fiestas de distintos Años Nuevos en su hogar- es mayormente teatro de animación. E implica un factor negativo que ha sido habitual en sus frutos: si bien para elaborar el texto se contó con el aporte de Rodrigo Gijón, experimentado en el guionismo de TV, este tiene fallos notorios. Es que un actor bien dotado no tiene por fuerza que ser bueno al mismo tiempo como director y/o dramaturgo; menos aún si ellos siempre en escena se inhabilitan para modular el resultado desde afuera.
La obra tiene dos secciones, dispares en tono y estilo, que no se articulan entre sí. La primera compendia varios festejos de Nochevieja a los que asisten distintos invitados, todos encarnados por los dos intérpretes con rápidas entradas y salidas de escena usando medias máscaras, o animando unas macetas con pelotas como cabezas sugiriendo presencias.
Los ejecutantes dan vida a esa compleja maquinaria en un preciso ' tour de force ' que impresiona bastante, y funciona como una suerte de vodevil por el vertiginoso movimiento de la acción en escenas tan ágiles como breves. Pero en el que no hay ideas nuevas con respecto a lo visto antes en "Otelo" o "Chef"; ofrece un reflejo harto simplista y ligero del contexto histórico-político de cada etapa y del paso del tiempo; y exige al espectador un arduo esfuerzo complementario de su imaginación. Uno suele preguntarse si lo que ve no es más que un laborioso despliegue de ingenio escénico, entretenido de seguir, pero que no resulta ni la mitad de jocoso que pretende.
Centro GAM. Av. Libertador Bernardo O'Higgins 227. Miércoles a sábado a las 20:30 horas. Desde $3.000. Informaciones al 225665500.