Esta primera novela de Gabriela Ybarra ha tenido un recorrido poco habitual, pero no único. Apareció primero en Caballo de Troya, un pequeño sello editorial del grupo Penguin Random House, dedicado "a las nuevas voces y literaturas en lengua castellana", aunque la mayoría pertenece a la península ibérica. Hay algunos argentinos, el uruguayo Levrero, la chilena Constanza Ternicier, y ocasionalmente alguno de los autores del catálogo salta a sellos con mayor llegada: el citado Levrero, los argentinos Iosi Havilio y Sergio Bizzio, entre otros. Y Gabriela Ybarra, cuyo libro tiene incluso una edición chilena. Tanto el boca a boca como la recepción crítica ampliaron considerablemente el número de lectores de una novela autobiográfica articulada en torno a dos muertes: la del abuelo de la autora, secuestrado y luego asesinado por la ETA en 1977, y la de su madre, de cáncer, en 2011. Una lleva a la otra. Gabriela Ybarra aún no nacía cuando su abuelo fue sacado de su casa a punta de metralleta, delante de su padre y de sus tíos, y aquella historia se asemejaba a otras, no se articulaba como amenaza -ni siquiera cuando su papá tuvo que comenzar a moverse con escolta-, y parecía flotar en el limbo de los cuentos familiares. Pero la enfermedad de su madre -inesperada, como todo cáncer, y rápida en su desenlace- la llevó a concluir que morir antes de tiempo, por la causa que sea, no es un hecho poco habitual, no es lo extraordinario, sino lo cotidiano: lo que pasa es que no lo advertimos hasta que nos toca de cerca.
La novela de Ybarra es intensamente política. La autora tiene una posición y la deja clara. Sin embargo, y durante muchos tramos del libro, esa posición fluye naturalmente de los hechos. Respecto del asesinato de su abuelo, por ejemplo, muestra los comunicados de los secuestradores, en donde estos adjudican a la familia la responsabilidad por la muerte de Javier de Ybarra porque no fueron capaces de reunir la enorme suma que pedían como rescate. Las referencias a la tortura son también demostrativas de una posición que no teme el compromiso y que no rehúye, aunque sea de manera indirecta, pedir que se hable con más claridad sobre conductas criminales. Pero es también una novela que aborda con contenida intensidad el hecho -que no es misterio ni sorpresa- de la muerte. De cómo se asimilan las ausencias y de cómo una en particular puede reordenar las historias personales y familiares y arrojar una nueva luz sobre ellas. El estilo contenido de Ybarra ayuda mucho a que su libro tenga un alcance más universal.
Gabriela Ybarra.
Literatura Random House, Santiago, 2016.
172 páginas.