Nada mejor que el verano en Santiago, sin gente, tacos ni prisas, para aprovechar de tomar unos cursos de cocina. Ya habrá tiempo, durante el año, de poner en práctica los conocimientos adquiridos para impactar a la familia y amigos. El primero era un curso de cuatro sesiones de sushi con un verdadero maestro. Y con la seriedad de una institución detrás. El barrio muy a mano y con estacionamiento. La casa, pequeñita, con oficinas y, al fondo de todo, un pequeñísimo recinto, sin ventilación, en el que cinco alumnos se apiñaban -eso sí, con delantal y gorro- para ver de reojo los afanes del maestro japonés en los fogones. Los apuntes eran un misterio, con frases en japonés y sin un orden lógico.
El venerable anciano era un experto en el arte, pero no tenía gran destreza en comunicar sus conocimientos. Y ello, sumado a la hora de calor que asolaba a la capital, hizo desertar rápidamente. En el pequeño recinto la temperatura debía llegar a los 40 grados y ni el pequeño refrigerador, cuando se abría, era un alivio.
Con menos ánimo luego de la fallida experiencia, fuimos donde Francisca Leyton, más conocida como "La Panadera", una joven con experiencia en el Hotel Alvear de Buenos Aires, el W y un buen ganado prestigio, fue la antítesis del maestro japonés. En su panadería de la calle Condell, entrega pan a numerosos restoranes y hace las clases más entretenidas que puedan imaginarse.
Panadera por amor y vocación, Francisca disfruta y sabe como pocos. Los alumnos tienen su material y trabajan frente a sus ojos expertos. Ella se da el tiempo para revisar el estado de cada masa e indicar los secretos de este antiquísimo oficio. Después, al horno y es para filmar la cara de arrobo con que cada participante recibe su primera
baguette o pan de campo.
Fotos y sonrisas, y en la casa, todos felices probando. Una clase semanal, durante un mes, que son algo digno de experimentar. Lo que se enseña, resulta. Y es rico y bonito.
LA PANADERA
Dirección: Condell 1097, Providencia.
Inscripciones: cursoslapanedera@gmail.com