Si el candidato de oposición de Ecuador, Guillermo Lasso, gana la segunda vuelta electoral el 2 de abril y se convierte en el próximo Presidente de su país, la mayoría de los ecuatorianos pronto se darán cuenta de que el supuesto "milagro económico" del Presidente Rafael Correa de los últimos 10 años fue una monumental farsa.
De hecho, el gobierno de Correa debería llegar a ser un caso clásico de mal manejo económico que se debería enseñar en las escuelas de negocios en toda Latinoamérica. A los estudiantes se les debería pedir que observaran el desempeño económico de Ecuador y su éxito en reducir la pobreza durante la "revolución" populista de Correa y lo compararan con el desempeño del vecino Perú.
Rápidamente descubrirían que, si bien ambos países -al igual que gran parte del resto de Sudamérica- en los últimos años se beneficiaron con el mayor auge en los precios de las materias primas que se registre en la historia reciente, Perú lo hizo mucho mejor que Ecuador. Y lo hizo en forma muy silenciosa, sin un demagogo que busca pelea con casi todo el mundo y ataca la libertad de expresión.
Mientras la economía ecuatoriana creció un promedio anual del 3,4 por ciento entre el comienzo del período de Correa en 2007 y 2014, la peruana creció un promedio anual del 5,6 por ciento, de acuerdo a cifras de Naciones Unidas.
La brecha sería incluso más amplia -a favor de Perú- si las cifras incluyeran los dos últimos años, durante los cuales la economía de Ecuador tuvo un descenso abrupto debido a la caída de los precios del petróleo. El Banco Mundial está proyectando que la economía ecuatoriana bajará 2,9 por ciento este año, el peor desempeño económico de la región después de Venezuela.
Aún más importante, Perú tuvo mucho mejores resultados que Ecuador en la reducción de la pobreza en los últimos años. Si bien el segundo ha reducido la pobreza en un 30 por ciento desde 2007, el primero la ha disminuido en un 69 por ciento durante el mismo período, de acuerdo a cifras de Naciones Unidas que mencionó la firma de corretaje XPSecurities.
José Hidalgo, director de la firma de estudios económicos CORDES de Ecuador, señala que la diferencia más grande entre los dos países es que mientras Perú ha dado la bienvenida a las inversiones y ha ahorrado para los tiempos de vacas flacas, la nación de Correa continuó con una fiesta populista que dejó al país en quiebra.
En el período de Correa, Ecuador fue el país sudamericano que más aumentó el gasto público durante los años del auge del petróleo, indica Hidalgo.
El gasto público creció del 25% del producto interno bruto al 44%. La cantidad de empleados públicos aumentó y el gobierno pasó de tener 15 ministros en el gabinete antes de Correa a 30 ministros actualmente, precisó el experto.
Y durante ese período, Correa golpeó a la empresa privada con cientos de regulaciones y más de 20 reformas tributarias, lo que provocó una creciente confusión y ahuyentó la inversión privada.
Durante sus 10 años en el poder, la participación del sector de gobierno en las inversiones en general más que se duplicó del 20 al 52 por ciento, según muestran las cifras de CORDES. Lo que no es una sorpresa, cuando los precios del petróleo empezaron a caer, las inversiones llegaron a un punto muerto.
Sí, Correa construyó caminos y escuelas, pero se preocupó más de que le sacaran fotos durante la inauguración de obras públicas que de sentar las bases para un crecimiento a largo plazo. Perú también construyó caminos y escuelas y -a diferencia de Ecuador- podrá seguir haciéndolo.
Además, si bien tanto Ecuador como Perú han estado entre los países involucrados en el escándalo de corrupción Odebrecht, uno de los mayores planes de comisiones irregulares en la historia reciente de Latinoamérica, parece haber una gran diferencia en la forma en que ambos países lo están abordando.
Los sobornos de Odebrecht en Latinoamérica incluyeron US$ 34 millones a personeros ecuatorianos durante el período de Correa y US$ 29 millones a personeros peruanos bajo los gobiernos anteriores, de acuerdo a documentos judiciales del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Los fiscales peruanos iniciaron una minuciosa investigación del caso y ordenaron el arresto internacional del ex Presidente Alejandro Toledo, quien ha negado cualquier delito. Los tribunales de Ecuador, bajo presión del gobierno, por otro lado, han hecho poco o nada por investigar el caso.
Finalmente, Correa ha sido uno de los principales críticos de los medios de comunicación en Latinoamérica. Según una Ley de Comunicaciones de 2013 que fue propuesta por él, una oficina de regulación de medios que se estableció recientemente, SUPERCOM, emitió sanciones en más de 300 casos contra diversos medios, y varios periodistas se han visto forzados a partir al exilio, de acuerdo a Freedom House y a otros grupos de defensa de derechos humanos.
Mi opinión: Correa desperdició la oportunidad más grande que tuvo Ecuador en lo que se recuerda para crear prosperidad a largo plazo en su país. Su seudo-revolución narcisista-leninista fue mucho menos eficaz en reducir la pobreza que en el vecino Perú con sus predecibles -a menudo aburridos- gobiernos pro mercado. Se debería exigir que se leyeran los hechos comparativos entre estos dos países vecinos en todas las universidades latinoamericanas.