Debido a una captura ilegal y desenfrenada, México se está quedando sin tiburones y hoy debe importar su carne desde Costa Rica. Juan Carlos Machorro, periodista de ese país, dio cuenta de la tragedia haciendo hincapié en los serios riesgos de extensión de esta especie, fundamental en la cadena alimenticia de esos mares. Según cálculos de la ONU, 100 millones de ejemplares son capturados cada año en el mundo, de los cuales, en la gran mayoría de los casos, solo se utilizan sus aletas y aceite, que se venden principalmente en países de Oriente. Al fin, otra lamentable noticia de un animal en peligro de desaparición por la -nunca mejor dicho- voracidad de los habitantes de este planeta.
Ahora, apagándose los incendios que asolaron la zona central, Santiago parece un oasis durante febrero. Con muchos menos autos y personas más relajada, la ciudad resulta más agradable y bonita, ideal para pasear y revisitar restoranes. Pero, en ese plan, lamentablemente hay desilusiones que no pueden dejarse pasar.
El Beto de Manuel Montt, dueño de uno de los mejores causeos de patitas de Chile, perdió su ángel. El plato, en fondo de greda, trae aceitunas sajadas, cebolla y queso de cabra. Las patitas en trozos resultaron sosas, sin sal y sin
chispeza. Era como comer gelatina: para llorar de pena, porque eran un imán que hacía volver.
En tanto, Pastamore, el italiano que causó sensación en sus inicios, decidió ampliarse y se cambió de vereda. Tal cual. Está en la misma calle Las Tranqueras, pero enfrente, en un local más amplio y decorado con muchos detalles, que logran un ambiente cálido y agradable. Nada más sentarse, ¡estamos en la Italia misma!
Y, para ambientarse, se pidió una copa de Prosecco, pero no ofrecen Prosecco en copas, sino solo en botella. A la hora de almuerzo, dos parroquianos asalariados no pueden beber casi un litro del espumante, por lo que ya empezamos un poco "desanimados". El pan para mojar en aceite de oliva no se veía fresco. Era mejor esperar el huevo del Purgatorio que, como siempre, resultó delicioso. Sin embargo, los espaguetis
a la carbonara fueron desilusionantes. Pasados de cocción. Se extraña la presencia de Ennio Carota o su señora, pues al local le faltaba esa sensación de estar en el living de la casa.