La campaña presidencial francesa ya está largada y puede dar muchas sorpresas, con nuevas figuras que aparecen en la competencia, y con otras que pareciendo firmes, sufren golpes difíciles de remontar.
La elección de Benoît Hamon como candidato de los socialistas es equivalente a lo sucedido con los laboristas británicos y Jeremy Corbyn, o con Bernie Sanders en Estados Unidos. Hamon está decidido a ampliar su base electoral, tendiendo una mano a los ecologistas y a la extrema izquierda populista de Jean Luc Mélénchon. Es una apuesta arriesgada para el aspirante que venció al favorito del Presidente François Hollande, el moderado Manuel Valls, artífice del proceso de reformas con el que Francia inició la recuperación económica.
Con su triunfo, Hamon dejó en evidencia la profunda división existente en el socialismo francés y las dificultades que ha tenido Hollande para darle continuidad a su gobierno. El ex ministro de Educación no tiene la menor intención de mantener esas políticas, que ya rechazó al renunciar al gabinete. Por el contrario, su visión está más cerca de lo que propone Podemos en España, o la que fracasó en implementar Syriza en Grecia. Hamon postula un "populismo de izquierda", inspirado en la filósofa belga Chantal Mouffe, quien es también la mentora de los españoles Pablo Iglesias e Íñigo Errejón (vale la pena ver en Youtube una conversación entre ella y este último). Mouffe ha dicho que si hubiera votado, lo habría hecho por Hamon, y que "se trata de exportar el 'nacional populismo' de América Latina a Occidente (Europa)".
El triunfo de Hamon, en una primaria abierta donde bastaba pagar un euro para estar habilitado, le dio un giro al PS francés que no todos los socialistas aceptan. Ya hay una veintena de parlamentarios que han rechazado apoyarlo, y exigen que en la plataforma electoral se incorporen políticas del actual gobierno. El temor de estos sectores es que la radicalización del programa "basado en una lógica de asistencia generalizada y de depreciación del valor del trabajo" los ponga en una situación de quedar condenados "a una larga oposición".
Y eso parece seguro, porque al menos para estas elecciones, ninguna encuesta les da posibilidad de pasar a segunda vuelta.
Si alguien le puede dar continuidad al gobierno de Hollande podría ser su ex ministro de Finanzas, Emmanuel Macron, que también renunció al gabinete, pero no por diferencias políticas, sino por su voluntad de ir a la elección. Macron, un ex banquero que formó su propio movimiento, En Marche, sorpresivamente ha dado un salto en las encuestas debido a las denuncias que empañan la carrera de François Fillon, el representante de la centroderecha, favorito para vencer en segunda vuelta a la ultranacionalista Marine Le Pen, hasta que se supo que su mujer estuvo pagada como su asesora parlamentaria por años.
A menos de tres meses de la primera vuelta, nada está dicho todavía en la política francesa. Puede haber más sorpresas que cambien el orden del naipe. Lo que sí puede adelantarse es que si Le Pen pasa al balotaje, los demás harán lo posible para evitar que sea elegida Presidenta.