Procedente del parisino Museo Salé, una retrospectiva de Pablo Picasso se presenta en el Centro Cultural La Moneda. Nunca antes habíamos tenido en Santiago un conjunto que mostrara de una manera tan completa la producción del artista español. Hay pinturas numerosas, unas pocas esculturas, un bien equilibrado número de cerámicas y de grabados -reducidos al mínimo están las varias veces expuestas escenas taurinas y las del pintor y su modelo-. De esta manera, los testimonios de sus distintas etapas resultan de la mayor novedad. Es cierto que echamos de menos algo de esa etapa corta y magnífica, de inicios del siglo XX, tan próxima al expresionismo: el impacto de Monsieur Coquiot y de Dama vestida de azul, por ejemplo. Abre el recorrido un óleo sobre tela, ejecutado a los 14 años de edad. Es Hombre con gorra, cuyo notable vigor realista coincide con el juvenil Van Gogh de su época minera. Siguen dibujos, donde destaca el dinamismo lineal de Escena de corrida. Estupendo ejemplo del período azul resulta Retrato de hombre, pintura impregnada con la melancólica tristeza de ese entonces. El contraste con los estudios para Les Demoiselles d'Avignon no puede ser más evidente. Hallamos varios dibujos preparatorios, pero dos pinturas estupendas asombran por la enorme simplificación formal, propia de su apropiación de la máscara africana. Correspondientes a 1907 y a un paso del cubismo más austero, Busto y Busto de mujer o de marino patentizan rostros de ojos grandes y narices alargadas. En cambio, establece un paréntesis el hermoso y pequeño bronce Desnudo sentado (1908), con cierta reminiscencia de las Venus paleolíticas. Ya por entero cubista emerge un grupo de dibujos en blanco y negro -Guitarrista con sombrero-, aunque sobre todo descollan, también sin color, el óleo espléndido Hombre con guitarra (1911), el bello relieve cuadrado y con restos de madera parcialmente pintados, Guitarra y botella de Bass (1913), y la escultura frontal en metal Guitarra (1924), especie de deconstrucción de un instrumento tan familiar para el artista. A través de figuras llenas y de plenitud casi escultórica, se manifiesta un clasicismo peculiar. Tenemos, fuera de estudios para el teatro, las pinturas de fuerte y depurada sensualidad volumé- trica Naturaleza muerta con jarrón y manzanas (1919), Dos mujeres corriendo en la playa y Familia al borde del mar; estas dos últimas de 1922, aunque en formato menor aparecen monumentales. Entre 1928 y 1937 emerge un surrealismo personal. Llaman la atención ahí grabados sobre el tema de bañistas con balón y, en especial, telas como los tres Jugadores de pelota en la playa, el fantástico Dos mujeres desnudas en la playa, además de la agresividad casi feroz de Bañista con libro. Cinco fotografías del proceso de ejecución de Guernica son muy interesantes, mostrando la capacidad de síntesis y el claroscuro trá- gico de esta obra maestra del pintor malagueño. Asimismo, a los años 30 pertenecen el amplio bronce con texturas sobre bloque de piedra El orador, que amalgama dramatismo y humor; el conjunto de grabados con la temática de los típicos rostros dobles: La mujer que llora VI , las variaciones sobre mujeres sentadas, el simplificado autorretrato, el gran carboncillo y óleo, irónico y pintoresco, Granjera. La década de 1940 trae retomas cubistas -el grande y juguetón lienzo La cocina, salvo detalles domésticos mínimos, muy próximo a la abstracción- y, de 1950, el surrealista e irónico gran bronce La mujer con coche. Recortes de papel e impresión fotográfica (1954- 1962) constituyen, entretanto, Rostro de mujer y la serie con cabezas de cabra; una de estas utiliza un notable juego de sombras encima de la cabeza ovina. Un muestrario magnífico de 12 cerámicas pintadas (1947-1961) gira alrededor del asunto de la lechuza. ¡Y con qué creatividad expresiva lo maneja! En él destacan el humor del par de aves nocturnas con rostro masculino y femenino, respectivamente; el lindo plato grande con imagen potente ¿y dibujos por detrás. Del Picasso último, 1969-1971, anotemos los cuatro grabados con escenas de burdel y la plenitud de algunas pinturas espléndidas: Mujer con almohada y, llenas de colorido: El matador y, en especial, El beso -hermoso y de maciza corporeidad, además con feliz acorde cerú- leo y verde-. En fin, del mismo año de su muerte, cuelga un esbozo poderoso titulado El joven pintor.
Mano erudita, ojo salvaje
Completo y muy atractivo recorrido a través de la obra inmensa de Pablo Picasso
Lugar: Centro Cultural La Moneda
Fecha: hasta el mes de marzo.