Un descubrimiento de repente, en pleno verano. Es la primera exposición individual -Galería NAC- de Colomba Fontaine (1987). Sorprende, entusiasma por la calidad mantenida de sus abstracciones genuinas y hermosas. Consisten en desarrollos de una geometría compuesta con capas verticales predominantes, horizontales y oblicuas armoniosamente complementadas y cuya factura resulta de una finura extraordinaria. Su atornasolado cromatismo tendiente a lo oscuro, y donde la concurrencia del peligroso dorado cumple un interesante papel de reforzamiento, parece evocar por momentos el plumaje de un pavo real. Aunque mucho más allá de esa cursi comparación nuestra, cada uno de los cuadros en mayor formato cabría relacionarlo con ondas acuáticas o con los anillos de crecimiento de un viejo tronco arbóreo. La coherencia fluida de estos despliegues, además, no vacila en ningún instante. Otra obra estupenda resulta el relieve en blancos y colores muy claros, que sabe imponer su dinamismo refinado. En cuanto al hermoso grupo de pinturas de menores dimensiones, junto con acentuar el fundamento geométrico, baja todavía más el color, hasta incluir el negro, si bien animado constante por las bien dosificadas doraduras. También se exhiben volúmenes de tamaño pequeño. Desempeñan el rol de variado acompañamiento a las pinturas; entre estas descuella el par nada más que blanco.
Alicia Larraín expone en la sala de arte de la Universidad Autónoma. Sin duda, la escultura es lo suyo. De esa manera, acá destaca ampliamente el gran volumen en acero inoxidable Trepanado. Con tres metros de altura, desarrolla un bonito, un elegante movimiento ondulatorio, subrayado por el reflejo de espejo de sus superficies y enriquecido por el troquelado de bordes voluntariamente imperfectos. Constituye el único trabajo que se emparenta con su atractiva producción tridimensional anterior. Enseguida cabe detenerse en los Artefactos. Son esculturas desplegadas al modo de un puzle, conformado mediante planos geométricos triangulares con aplicación informal de color, troquelados y anillados entre sí, que abren y cierran pirámides. Sugieren, en buena medida, las hojas de una libreta de apuntes, donde la coloración se convierte en metáfora de posibles escrituras. Entre ellos vale la pena destacar la armonía formal de la pieza de menos dimensiones colocada en el suelo y aquella pintada solo de azul sobre fondo blanco. Respecto a los trabajos en dos dimensiones, preferimos la corrección de los pendones con dibujos sin color de figuras humanas al panel que ofrece mil pequeños rostros expresionistas, multicolores, pero menos genuinos. De "La nave de los locos", por último, sería poco honrado callar la tosquedad del panel fotográfico de fondo y de la balanza, la cual carece de vinculación alguna con el resto de lo expuesto.
Dos fotógrafos por completo distintos entre sí presenta, en pleno barrio Lastarria, Ekho Gallery. De ambos, María José Pedraza opta por aquella senda creativa inaugurada, ya a fines de los años 50, por la pareja alemana Bernd e Hilla Becher, fundadores del departamento de fotografía en la Academia de Düsseldorf. Por lo tanto, su temática de deshabitadas "Piscinas" -serie de diez albercas chilenas entre Arica y Tierra del Fuego- privilegia imágenes frontales, captadas siempre desde un mismo ángulo, bajo iluminación uniforme y cuyo neutro verismo se torna rutilante. En ellas llevan la voz cantante el capital aspecto arquitectónico y la aprehensión del espacio. Anecdóticamente, se imponen la limpieza y señalética particular de algunas vistas: la Piscina exterior de la Escuela Militar, mientras en el mismo sentido otro recinto -el de la Asociación Cristiana de Jóvenes- mengua su minimalismo constructivo, debido al exceso de letreros sobre sus muros.
Los virtuosismos de la técnica fotográfica más actual asimismo conducen a la confusión con la pintura. Es el caso presente de Martín García de la Huerta. Así, sus propuestas llegan a interesar más cuanto mayor capacidad poseen de relacionarse con paisajes reconocibles, marinos o no. De la serie, entonces, MAR-TIN, convence mejor el número I, por lo que podría interpretarse como altamar o, también, como colinas de un desierto azuloso. Ya del todo marítimos parecieran, entretanto, los números II y III. Por su parte, el par de largas sombras paralelas otorga cierta relativa condición onírica al V.
Entrever
Un descubrimiento valioso, Colomba Fontaine
Lugar: Galería NAC
Fecha: hasta el 11 de marzo
La medida del cuerpo
Alicia Larraín, sobresale ampliamente la gran escultura en metal
Lugar: Sala Autónoma
Fecha: hasta el 20 de enero
Espejos de agua
El verismo neutro de María José Pedraza.
Lo que la realidad nos niega
Fotografías que parecen pinturas, de Martín García de la Huerta
Lugar: Ekho Gallery
Fecha: 4 de febrero