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Cartas
Jueves 05 de enero de 2017
Mujeres privadas de libertad
Señor Director:
Por estos días se han publicado varias cartas al Director acerca del tema carcelario, de la necesidad de introducir reformas estructurales al sistema de reinserción; que el trabajo dentro del penal no sea privilegio solo de algunos, sino que para la mayoría tanto un derecho como un deber.
Aprovecho esta oportunidad para contar que Fundación Mujer Levántate (FML) trabaja con mujeres del Centro Penitenciario Femenino (CPF) de San Joaquín, justamente para que, cuando ellas obtengan su libertad, puedan ser incluidas dignamente en el medio social de nuestro país. Digo incluidas porque cuando se conocen sus historias se repara en que casi siempre han estado excluidas; excluidas de afecto, de educación, de trabajo. La mayoría de ellas, abusadas desde pequeñas, sin esperanzas de una nueva oportunidad y con el dolor enorme de haber dejado a sus hijos solos o al cuidado de algún familiar, perdiendo el contacto con ellos y sabiendo que están en peligro de ingresar ellos también en el círculo del delito. Las mujeres privadas de libertad provienen, casi en su totalidad, de los sectores más pobres del país y de los países vecinos.
FML cuenta con un programa que incluye atención profesional psicológica, social y laboral. Es necesario que las mujeres fortalezcan su autoestima, la confianza en sí mismas, sus lazos familiares perdidos por la reclusión a través de visitas protegidas con sus hijos. En el aspecto laboral, ayudarlas a descubrir sus habilidades que en un futuro les servirán para incorporarse al trabajo con dignidad.
Este programa trabaja con las mujeres mientras están en reclusión, y las acompaña por un año o más cuando salen al medio libre y obtienen un trabajo. Aquellas que no tienen dónde vivir, en un comienzo, cuentan con la Casa de Acogida de FML.
Según estadísticas de Gendarmería, de las 450 mujeres que han sido intervenidas por la Fundación, entre un 4,6 y un 6% reincide en el delito, contrastando con el 45% de quienes no han recibido intervención nuestra.
La inclusión social de las mujeres privadas de libertad es una tarea compartida de la comunidad, la sociedad civil organizada y el Estado.
Fundación Mujer Levántate es prueba de ello, dado el aporte de socios, voluntarios, empresas y el Estado a través de la Subsecretaría de Prevención del Delito.
Una mujer rehabilitada es una familia alejada del delito.
Fanny Dittborn Baeza