En este diciembre hemos tenido dos estrenos de Benjamín Galemiri: en Matucana 100, como celebración de sus 15 años, con dirección de Rodrigo Bazaes, se estrenó "El Lobby del Odio", y luego "La Post Lulú o la pena tecnológica" -dirigida por Francisco Martínez-, que estuvo dos semanas en el Teatro Camino y que vuelve del 27 al 30 de diciembre a Matucana 100. En ambas obras Galemiri asume una dura posición crítica al sistema político y social.
Hasta ahora, en las obras de Benjamín Galemiri lo político podía estar implícito pero no era su tema. Su preocupación constante han sido las relaciones del poder y las apetencias sexuales de quienes lo detentan, tema político en sí, pero era visto más bien desde el plano privado, moral y filosófico. Ahora le ha dado otra orientación: hasta dónde nos ha llevado el afán consumista, propio de las derechas, y a qué extremos ha llegado la arrogancia de las izquierdas. En primer plano están las desmesuras de sus personajes, en el fondo está el dolor por las relaciones deshechas.
Las dos son obras de discusión intelectual, predominan los monólogos en que sus personajes piensan cómo llegaron a su desencuentro amoroso, qué los condujo a la fascinación y luego al alejamiento y hasta al odio. No tienen claro qué pasó, el autor relaciona sus historias con las de personajes de otras obras clásicas y recuerda que han reflexionado sobre ellas grandes pensadores, los cita y produce parlamentos con referencias difíciles de seguir en la representación. Producen pesar porque uno puede comprender que son dolores verdaderos del autor, y también de miles de personas atraídas por tentaciones que la realidad esfuma. Después llegan la soledad y la frustración.
Los dos directores han optado por crear espacios visuales atrayentes en los que los diálogos adquieren resonancias especiales. En "La Post Lulú o la pena tecnológica", el director Francisco Martínez analizó con cuidado la estructura de la obra y la realzó por medio de audiovisuales y de un dispositivo escénico que es en sí mismo una instalación de arte. Con sencillo material plástico que hace bajar desde ambos costados, llena todo el escenario con una textura sinuosa en medio de la cual queda incorporada la actriz. Sorprenden la fuerza y matización con que Macarena Andrews articula su monólogo de Lulú, deja en claro que el texto es lo central. La trágica historia de Lulú parte con su nacimiento "en este basurero detritus llamado Neo-Capitalismo y Neo-socialismo"... "la economía en lo macro es una burla sistémica de la arrogancia de la clase política global"... es un país en que se roba, circulan facturas falsas y se ha llegado a un punto en que izquierda y derecha ya no son enemigos políticos porque son la misma cosa. Una entrevista real al dramaturgo alemán Heiner Müller, con adaptada traducción, apoya la línea de metateatro que tiene la obra.
En "El Lobby del Odio", Rodrigo Bazaes hace ingresar al escenario a los dos protagonistas en un andarivel de esquiadores que asciende entre montañas nevadas. Llegan a la atractiva blancura de la nieve. Se entiende que es un laboratorio en el que buscan crear la vacuna para erradicar el flagelo del consumismo. Si lo lograran merecerían un Premio Nobel. Jerome es un chileno que obtuvo una beca para estudiar en París, y allí su compañera de investigación, Esther, atraída por su hirsuta sensualidad, lo llevó a su departamento y así pudo quedarse más tiempo. Pero lo que fue una apasionada relación se deteriora por el descontrolado consumismo de Jerome y por su incontinencia sexual, tuvo relaciones con la mejor amiga de Esther y hasta con su septuagenaria madre. A su vez, Jerome piensa que el mundo estaría mejor si se lograra erradicar el arrogante socialismo de Esther. Tichi Lobos interpretó con gracia y energía a esta investigadora francesa cuyos exitosos trabajos la llevan a obtener el Premio Nobel; Gregory Cohen otorgó a su personaje el necesario aspecto latinoamericano, más dado a pasarlo bien que a la ciencia. Central en el lenguaje de Galemiri son las didascalias, para las que Rodrigo Bazaes, con gran acierto, creó dos personajes que las dicen en medio de atrayentes movimientos. Destacan la voz de Nicolás Zárate y la sensualidad de Catalina Cruzat.
Galemiri mantiene el estilo que le es característico, con las didascalias incorporadas a la acción. Los parlamentos continúan siendo centralmente discusión de ideas, las palabras de la Torá, de los cabalistas, de filósofos y creadores de arte aparecen con ironía en sus personajes, que ahora están indignados ante la realidad política. Con las imágenes centrales de las dos obras interpreta a este convulsionado mundo en el que múltiples manifestaciones políticas y de violencia muestran cómo se han instalado la amenaza, la anarquía y el descontento.
Matucana 100
"La Post Lulú o la pena tecnológica"
Dramaturgia: Benjamín Galemiri
Dirección: Francisco Martínez
Elenco: Macarena Andrews
Del 27 al 30 de diciembre. 20:00 horas
Entradas desde $3.000