Tuvo una legión de admiradores. En esos años no eran habituales los sabores asiáticos. Pero su cocina, humilde y sin grandes pretensiones, encantaba a los conocedores. Hasta allí llegaban extranjeros que se sentaban a disfrutar sus preparaciones vietnamitas.
A cargo del Jardín de Bambú, en calle Salvador, estaba la señora Chao, que con sus básicos conocimientos de español atendía con calidez asiática a los comensales. Su cocina fue un secreto a voces y, aunque nunca terminó de llenar sus salones, en la memoria de los amantes de la buena cocina quedará para siempre este primer reducto de la cocina vietnamita en Santiago.
Actualmente, y gracias a los datos del Hacedor de hambre, un divertido programa de los sábados en Canal 13, conducido por un gozador Patricio Cisternas -que a medida que avanza la temporada se puede apreciar perfectamente cómo crece su barriga- se conoció una nueva picada: Rico Saigón.
Un curioso lugar, lleno de plantas y armado muy artesanalmente, que se define como Spa&Café. Su anfitriona -con un precario español/inglés y la característica simpatía vietnamita- ejerce todas las labores. Sienta a la mesa, atiende y cocina. Aquí la cosa va por la comida que se ofrece en las calles de ese país. Rica, sabrosa, con productos muy frescos, nada de sofisticada.
Para beber, jugos naturales y, luego, Cha Gio/Nem, rollos primavera acompañados de enormes hojas de lechuga y menta, pepinos en fideos y unas masas fritas abiertas como repollos. Hay que envolverlas en las verduras y comerlas con una salsa picantita. Se puede seguir con un Com Nam, arroz con camarones y verduras al dente o con cerdo, que aparece en forma de una enorme chuleta.
Una experiencia divertida, diferente, con comida sencilla, pero muy rica, a precios de picada. El único consejo es que deberían contar con más personal, porque los platos se demoran un poco y no llegan todo lo caliente que debieran.