En el majestuoso Templo Mayor del Campus Oriente de la UC, el jueves pasado se efectuó el Concierto de Navidad 2016, una tradición que el Instituto de Música de la universidad se ha esmerado en mantener por muchos años. Para la ocasión se escogieron dos cantatas compuestas por Bach para el tiempo de Navidad: la BWV 110, "Unser Mund sei voll Lachens" ("Que nuestra boca se llene de risa"), y la tercera cantata del Oratorio de Navidad BWV 248, "Herrscher des Himmels" ("Soberano del cielo"). Los intérpretes fueron la soprano Andrea Aguilar, la contralto María Fernanda Carter, el tenor Rodrigo del Pozo, el barítono Patricio Sabaté, el Coro de Cámara de la UC (Director, Mauricio Cortés), la Orquesta de Estudiantes UC (concertino conductor, Gonzalo Beltrán), más instrumentistas invitados. Todos actuaron bajo la dirección general de Alejandro Reyes.
Las más de 200 cantatas conservadas son una inagotable fuente para acercarse al idioma bachiano, por su infinita variedad de estilos, formas y colores vocales e instrumentales. Está el Bach "arcaico", anclado en la tradición puramente germana (las cantatas 4, 106, 131, por ejemplo); el Bach que acoge la influencia italiana manifiesta en los madrigalismos (simbolismos texto-música), arias y recitativos, y el Bach que por afanes experimentales -o simplemente el funcionario apremiado por el tiempo- no vacila en copiarse a sí mismo, reelaborando materiales prestados de obras propias, sacras y profanas. Este último procedimiento está presente en las dos cantatas oídas, y así comprobamos que la estructura y robustez del coro inicial de la Cantata BWV 110 provienen de una obra puramente instrumental: la Suite Nº 4, cuyo inicio utiliza el esquema de la Obertura a la Francesa (lento - rápido - lento). El Kantor de Leipzig se dio maña para insertarle un texto a una música instrumental preexistente y el resultado fue igualmente magnífico, más allá de las controversias que esto a veces suscita.
La interpretación general fue de muy alto nivel. Cada solista destacó sus condiciones personales, pero integrados por la mano del director en una notable unidad: el caudal y dominio vocal de Andrea Aguilar, la voz cálida y expresiva de María Fernanda Carter, la autoridad estilística de Rodrigo del Pozo, y el aplomo y proyección de Patricio Sabaté. Tanto el Coro de Cámara como la Orquesta de Estudiantes revelaron una magnífica preparación, y los instrumentistas invitados fueron todo un aporte.
A Alejandro Reyes y a todos los músicos participantes hay que agradecerles este regalo de Navidad. Y a Bach, que nos haya permitido, una vez más, vislumbrar la gloria de Dios.