La vida está llena de problemas y trae muchas penas. Eso lo deberíamos aprender en la cuna.
Pues no, lo que se usa hoy es hacer todo lo posible porque los niños no tengan penas. Mala preparación para la vida.
La resiliencia, de la cual hemos hablado tanto últimamente, es justamente lo contrario de eso. Es aprender a pararnos cuando nos caemos o cuando la vida nos bota.
Si bien los organismos vivos tienden a evitar el peligro, los seres humanos tenemos este cerebro, esta psiquis compleja que hace que no siempre nos comportemos como mamíferos. Y no reconocemos el peligro... hasta lo buscamos a veces.
En otras palabras, con defensa o sin ella, vamos a tener penas en la vida.
La maravilla es que también vamos a tener alegrías.
La depresión, que es llamada ya la pandemia del siglo XXI, es justamente la imposibilidad de gozar. Como si se anestesiara esa parte nuestra que reconoce y atrapa la alegría.
Yo creo que hay que tener un lugar, una especie de bolsita propia, donde vayamos acumulando las alegrías. No solo para que no se nos olviden, sino para recurrir a ellas en tiempos duros.
Es sorprendente la cantidad de gente que no sabe qué la hace feliz. Sí, sabe lo obvio, los grandes títulos de las grandes epifanías. No basta. Ellas están ligadas a momentos únicos, irrepetibles a veces. No sabe las pequeñas cosas que lo han hecho feliz en el pasado ni están seguros de cuáles son las fuentes actuales de las pequeñas felicidades.
Hay que saberlo. Y hay que usarlo cuando todo se pone difícil. Es increíble cómo esas piedrecitas guardadas en la bolsa alguna vez, son en sí mismas productoras de alegría. Y mejor aún, se recupera al mirar la esperanza de que porque fuimos alguna vez tan felices con pequeñas cosas podemos volver a serlo. Es algo así como recordar que tenemos en el cuerpo el chip de sentir alegría por pequeñas cosas. Y, de tanto mirarlas, terminamos por encender ese interruptor del cerebro que está diseñado para la alegría.
Yo creo poco en los consejos. En este sí creo.
"Hay que ir acumulando alegrías. No solo para que no se nos olviden, sino para recurrir a ellas en tiempos duros".