Se viene otra ofensiva boliviana. El nuevo agente ante La Haya, Claudio Grossman, connotado jurista, y el coagente Alfonso Silva, experimentado diplomático, deben estar alertas. Con su renuncia a la Agencia se salvó de esta pesadilla el presidenciable José Miguel Insulza.
Evo está en problemas: se ha visto forzado a declarar emergencia nacional por el racionamiento de agua para consumo doméstico. La provocó su demagogia.
Cunden las protestas en las principales ciudades de Bolivia por la insuficiencia del líquido fundamental repartido en los escasos camiones cisterna disponibles. Los pobladores han tomado de rehenes a directivos de la empresa sanitaria estatal, a un diputado de la zona y a un viceministro. Por la centralización autocrática y los catorce años en el poder, Evo es responsable de la crisis. Así lo entienden los bolivianos.
Cada vez que el líder cocalero está asediado, o pretende reelegirse, las emprende en contra de Chile. Entonces recurre rabiosamente a la demagógica aspiración marítima, en vez de preocuparse del agua para los bolivianos.
Hace años que se sabía que la crisis vendría. A Bolivia se le había secado el Poopó. El lago. El segundo más grande de Bolivia después del Titicaca, de 2.800 kilómetros cuadrados, que fuera el principal proveedor de agua para Oruro y los alrededores.
Propio de su demagogia, Evo reestatizó las sanitarias -las "revirtió para el Estado"- y constituyó la Empresa Pública y Social del Agua (EPSAS). Como buen socialista, creyó solucionar el abastecimiento hídrico con la estatización y creación de un Ministerio de Aguas.
Había establecido en la Constitución boliviana el monopolio del Estado sobre las aguas y la prohibición de otorgar concesiones sanitarias privadas (artículos 373 y siguientes). Disposiciones que agradaría repetir en una futura Constitución de Chile a algunos de la Nueva Mayoría que nos gobierna. En esa misma línea han avanzado en la recientemente aprobada reforma al Código de Aguas.
Obviamente que la empresa estatal, gestionada por operadores políticos del partido MAS gobernante, no invirtió en nuevas captaciones, redes y embalses. La incapacidad, la ausencia empresarial privada y las tarifas subsidiadas lo impiden. Evo y la condena al lucro tienen sedientos a los bolivianos.
Evo se ha visto forzado a pedir perdón por esta crisis y se descargó persiguiendo a la plana mayor de EPSAS. Están en riesgo de ir a prisión.
Aconsejo a la Cancillería considerar seriamente enviar camiones aljibe a Bolivia. El Presidente Macri ya lo hizo esta semana, en solidaridad con el pueblo boliviano. Sería un gesto de nobleza, aunque Evo no deje entrar los camiones. Su ideologismo primitivo y su soberbia están antes que las necesidades humanitarias de su pueblo.
Evo y la condena al lucro tienen sedientos a los bolivianos.