Tal parece que en los últimos 10 o más años, Ictus se ha abocado a revisar los frutos más logrados, representativos y señeros -las creaciones "históricas"- que este destacado conjunto independiente propuso en su larga vida, iniciada hace seis décadas. Tras "Sueños de la memoria", "Lindo país esquina con vista al mar" y "La noche de los volantines" la temporada pasada, ahora le toca el turno a "Okupación", el título más reciente que se remonta y uno de los últimos que concibió mediante el método de creación colectiva, sello suyo característico, además del de teatro popular y militante, con el fin de refrescar en la memoria lo que Ictus fue y significó en sus mejores tiempos, antes de que su formación fundacional empezara a sufrir, hace ya cuatro décadas, sucesivas escisiones.
Es una reposición fiel al original de hace 11 años, salvo mínimos detalles: dos cambios en su elenco -el más relevante, Edgardo Bruna reemplazando a Nissim Sharim (retirado de la escena por motivos de salud), en la doble función de director y actor-. Despliega una ágil y atractiva yuxtaposición de escenas, la mayoría en tono de comedia satírica, mostrando a un grupo de modestos y esforzados profesores que se tomaron su liceo, en protesta por su inminente privatización. Hecha de sencillas y eficaces ideas teatrales, la puesta se concentra en la interacción de unos personajes reconocibles y queribles como arquetipos idealizados. A favor de la toma están los maestros abnegados convencidos de que lo que están haciendo es lo mejor para sus alumnos y el futuro de la educación en el país; quienes se oponen tienen rasgos individualistas y acomodaticios; buscan su propia conveniencia.
En los 70 minutos que dura, el interés de la narración corre a parejas con los comentarios críticos sobre el estado de cosas en el Chile de entonces, con el agregado de que ocasionalmente el relato y el estilo naturalista son interrumpidos por escenas de tono onírico que evocan personajes del pasado histórico o de ficción -por ejemplo, Galileo Galilei o Don Quijote- para subrayar, algo innecesariamente, el heroísmo de luchar hasta las últimas circunstancias por la consecución de los sueños personales y jamás renunciar a nuestros principios. En la línea indicada, los roles están bien ejecutados por el afiatado elenco.
Si bien el estreno de "Okupación" fue relativamente reciente, eso marca una gran diferencia de contexto. No solo porque profetizó las movilizaciones en protesta de una mejor educación, que pronto se desplazaron del profesorado a la masa estudiantil.
El país ha sufrido un proceso de declinación tan acelerado y brutal en lo valórico, que si en 2005 la obra hacía notar con cierta amargura que Chile estaba lejos de ser el país que alguna vez soñamos, hoy ese mismo reclamo vehemente y humanista de seguir creyendo en la importancia de la educación y los libros, y en las lecciones contenidas en la historia y la cultura, parece desfasado del entorno actual, utópico, hasta cándido de puro bienintencionado. El llamado a no dejar que la tecnocracia y el sistema aplasten lo que queda de los viejos ideales, ahora suena como si hubiera llegado tarde.
Sala La Comedia. Merced 349, Santiago Centro.
Viernes, a las 20:30 horas; sábados, a las 20:00. Reservas al 226391523.