Había pocos lugares de la ciudad que en los últimos años pidieran tanto tener un reality show. La Vega se había transformado en el espacio donde los matinales comenzaban sus despachos, donde los noticieros de mediodía hacían sus sondeos de mercado y donde los informativos centrales llegaban para hablar de temas sociales, como la inmigración. La Vega estaba llamando y TVN supo escuchar.
El espacio del canal público tiene como primer mérito el haber atendido a ese llamado de la calle, el haber salido de los muros donde se estaban produciendo sus últimas apuestas programáticas -hasta un festival lo hicieron indoor - y el haber dejado que en su pantalla resonara el eco de la realidad.
El segundo mérito de este llamado "reality para flojos" es haber sabido encontrar a los personajes justos para defender esa premisa. El casting de "La Vega" es, sin duda, acertado, pero no excepcional. Este no es el único espacio de entretención que actualmente expone a los miembros de la generación Nini, aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan, y que se transforman en cargas muy pesadas para padres que llegan a pedir ayuda a la TV.
Personajes como El Princeso, un joven que dedica sus mañanas a dormir, sus tardes al gimnasio y sus noches a enamorar mujeres que lo mantengan, son verdaderos hallazgos de realidad. Antes que estar en los espacios periodísticos o en los de corte social, los trajo a la pantalla la entretención. Y lo mejor de todo -televisivamente hablando- es que ellos están dispuestos a exponerse, sin pudor.
Un tercer mérito es haber rescatado la figura de Leo Caprile, un animador cercano y que gracias a su ausencia de aspavientos ayuda a recordar que antes de ser un "rostro" profesional que lidera un espacio, debe ser un "comunicador".
Porque si de atributos de humildad se trata, La Vega es el lugar justo para que esa cualidad resuene en cada cuadro, en cada secuencia de grabación. Ahí, el verdadero protagonista es el trabajo, el esfuerzo y quienes lo encarnan salpican esa identidad con drama, comedia o derechamente tensión.
"La Vega" no se desarrollará en un espacio estéticamente agradable ni donde se cuide el lenguaje, así como sus protagonistas tampoco serán edificantes ejemplos de juventud, pero en ambos campea una innegable realidad. Y es justo en la incómoda oposición de esos dos mundos donde surge el espacio para el show.