Por definición, las columnas de opinión deben generar discusión; la identidad de sus autores, no. Los puntos de vista, las ideas deben hablar por sí solos. No ha sido este el caso, y contrariamente a lo que debe ser, habrá que seguir el debate advirtiendo que las posiciones sobre un sector de los socios e hinchas de la UC ya están asumidas por todos quienes se sienten involucrados y aludidos, y que cualquier intento de razonamiento o persuasión recíproca es una quimera.
Acuso recibo de la carta del señor Juan Tagle, y de los términos de la misma, publicada este martes, un día después de la columna "Triste, sucio y ordinario". Discrepo casi íntegramente del fondo de la misma, pero comprendo que en su rol de presidente de Cruzados SADP se vea en la obligación de responder.
Este redactor sí requiere hacer una enmienda, que no es una réplica al texto del señor Tagle, sino que una señal inequívoca de justicia editorial: fue un error generalizar por la violenta infracción de Magnasco a Navarrete, que le valió la expulsión de la cancha. No porque haya ido con evidente mala intención se puede colegir que se trata de una acción frecuente del agresor, por la cual además se haga una tipificación. Pero, cuidado, que tampoco se malinterprete esta corrección: que Navarrete finalmente fuera diagnosticado con una distensión de ligamentos de su rodilla, y no una rotura de los mismos, como afirmaron en Audax hasta el lunes al mediodía, no atenúa ni menos exculpa la falta del lateral de la UC, solo precisa la consecuencia del foul (esto para quienes por la menor gravedad de la lesión han argumentado una defensa espuria y desopilante del jugador). Otrosí: fue un recurso innecesario, respecto del eje central de la columna, calificar el paso de Magnasco por el fútbol holandés, sea su campaña correcta o fatal.
Es de verdad preocupante el bajísimo nivel de comprensión lectora y de autocrítica de la casta cruzada sobre lo sucedido el sábado. Primero: están invitados a releer la columna del lunes. Nunca se afirmó que sea un estadio inseguro para el público. A raíz de la inexcusable y brutal acción del delantero de Audax Marcos Pol con otro enardecido hincha, se subrayó el peligro que corren TODOS LOS JUGADORES cada vez que enfrentan la tribuna Sergio Livingstone al abandonar la cancha, y que el recinto amerita ser sancionado hasta que no se adopten medidas que impidan sucesos similares. Punto. Si se le pretende dar otra lectura, ya es problema de la intencionalidad o el interés que quiera darle cada uno. Repasen el texto: las otras tribunas de San Carlos ni siquiera fueron mencionadas. Que este lunes cientos de hinchas de la UC iniciaran una campaña para promover la seguridad del estadio (en la que una impresionante minoría cuestionó el comportamiento de algún socio o hincha cruzado el sábado) y que hayan subido a las redes comentarios y fotos familiares en las graderías del coliseo, además de conmovedor, no responde en absoluto a la trama de la columna.
Retomemos la discusión central y lo que más irrita al señor Tagle y a la élite de los furiosos hinchas: el reproche a la conducta vulgar de un sector de socios y simpatizantes de la tribuna preferente de San Carlos. En cuanto a los calificativos "injuriosos", que según el señor Tagle se emplean en la columna, hay que preguntarse: ¿Es una rotería, una ordinariez y una cobardía que desde la tribuna preferencial de San Carlos los socios o simpatizantes de la UC les escupan a los jugadores o a los árbitros cuando estos abandonan la cancha, insulten o lancen objetos a los jugadores o al cuerpo técnico, provoquen y ofendan amparados en una reja sabiendo que los agredidos serán legalmente sancionados si reaccionan? Sí, es una rotería, una ordinariez y una cobardía. ¿Son cómplices de estos incidentes los dirigentes que deben garantizar no solo la seguridad y la dignidad de los asistentes, sino que también las de los protagonistas del espectáculo, sean o no del equipo local? Sí, son cómplices. Por acción u omisión. Si la máxima dirigencia de Católica no lo entiende, no hay mucho más que hacer.
El señor Tagle manifiesta que se ha formado una Comisión de Hinchas que vela por la seguridad y que sanciona a quienes incurren en malas conductas, pero se niega a reconocer que tiene enquistado a un grupo de energúmenos que le hacen un pésimo favor a la institución. ¿Sería procedente saber a cuántos socios y simpatizantes de la tribuna Sergio Livingstone esta Comisión les ha negado el derecho a admisión al estadio? Y si no se ha castigado a nadie, ¿es porque el incidente con el jugador de Audax fue el primero? Es un síntoma de la ceguera que los furiosos hinchas cruzados se defiendan comparándose con los desbordes de las hinchadas de Colo Colo y la U. Parece que son los únicos a los que no les resulta paradójico que los incidentes en los otros estadios siempre se produzcan en los sectores populares y que en San Carlos se remitan a la tribuna preferencial, donde las entradas son más caras.
El peor ciego es el que no quiere ver, señor Tagle, quien a través de las redes aduce que la objetividad de este columnista se pierde por su afecto a Audax (nunca ocultado, por lo demás). Si leyera lo que debe leer y no solo lo que quiere, el presidente de Cruzados SADP podría discernir que "la desafortunada columna" no solo censura duramente a Pol, sino que además a Peric y al técnico Vilches (con nombres y apellidos), y que califica como "contundente y legítima" la goleada de la UC. Más que buscar fantasmas donde no los hay, el señor Tagle debiera preocuparse de los hinchas de carne y hueso que habitan la tribuna Sergio Livingstone.