El escenario del CAA 660 de CorpArtes fue el espacio elegido para acoger a un grupo excepcional de más de 100 músicos: el Coro de la Radio de Berlín y la Orquesta "L'arte del mondo". Bajo la dirección general de Gijs Leenaars, ofrecieron el jueves una versión de "Ein deutsches Requiem" ("Un réquiem alemán"), de Johannes Brahms.
Sin haber escrito aún ninguna sinfonía, Brahms lleva a su culminación su etapa de búsqueda de un nuevo lenguaje coral, asentado en las grandes tradiciones alemanas (Schütz, Bach) y refrescado por sus aportes juveniles en las obras compuestas en Detmold y Hamburgo, que constituyen el trasfondo sacro que prepara la aparición del Réquiem. En palabras de Poggi y Vallora, "el Réquiem de Brahms representa uno de los más personales coloquios con la muerte que hayan sido concebidos nunca por un artista". Distanciándose del texto latino de la liturgia católica, el compositor elige con total autonomía los pasajes de las Escrituras (la Biblia luterana, en alemán) que mejor interpretaran sus intenciones: una meditación musical con énfasis en la resignación, la dulce aceptación, la esperanza y no en el temor del juicio final. Aquí, la muerte y la vida se entrelazan en un círculo natural donde las palabras finales son: "benditos los muertos que mueren en el Señor". Aunque los textos son bíblicos, el Réquiem de Brahms está más allá de una fe particular. Es un rito musical que da una amplia mirada humanista dirigida a todo el que sufre y necesita ser reconfortado.
La versión fue sobrecogedora. Junto a los aportes sobrios y expresivos de la soprano Anne Bretschneider y del joven barítono Artem Nesterenko, la sonoridad bella y equilibrada de la orquesta y la cuidada dirección de Leenaars, dada la índole de la obra y la calidad del conjunto, el gran héroe fue el coro. Cantando toda la extensa obra sin partitura, desde el inicio demostraron una disciplina no reñida con la máxima expresividad, un total control individual y de conjunto y un extraordinario uso de la gama dinámica, en que los pianissimi eran plenos de sustancia, y los fortissimi , nunca de un efectismo que atentara contra el espíritu de la obra. Una lección maestra de estilo y de eufonía coral.
Hay que agradecer a todos los que realizaron el magno esfuerzo de traer a estos artistas. Este concierto, sin duda quedará como un hito firmemente plantado en la memoria a la hora de hacer el recuento final de lo acontecido este año.