David Bowie / Lazarus cast - "Lazarus"
Casi nueve meses han pasado desde la muerte de David Bowie y las señales sobre su padecimiento, plasmadas en su última obra, "Blackstar" (2016), añaden el epílogo gracias a "Lazarus". Un trabajo dividido en dos álbumes, que resulta una suerte de híbrido entre la materialización de las canciones versionadas por el reparto del musical del mismo nombre que escribió junto a Enda Wlash, así como un trabajo que califica como póstumo al incluir tres canciones inéditas del músico. Como los nietos que encuentran las cartas o fotografías nunca vistas de sus abuelos, el hombre de "Starman" dejó "No plan", "Killing a little time" y "When I met you".
Esos temas que grabó junto a la banda Blackstar en la construcción de su último disco, pero que no formaron parte del álbum, describen el purgatorio emocional que Bowie recorría al momento de componer "Blackstar". Porque en "No plan" habla de la desolación de un lugar al que detalla sin música, sin tráfico, como el monólogo de una ciudad desamparada que transcurre imperturbable hacia la eternidad. Mientras que "Killing a little time" apresura el ritmo de la batería, agudiza las guitarras e intervienen las trompetas, uniéndolas en una sinfonía industrial, como si presentara un mundo salvaje y violento al estilo "Mad Max"; para concluir con "When I met you", una canción de amor, sombría y postpunk en el bajo estelar, donde termina su liturgia.
Y en cuanto a los protagonistas del musical, Michael C. Hall se luce con sus intervenciones en "Lazarus", "Where are we now" o "Absolute beginners", donde desata toda su calidad interpretativa. Incluso, emulando en "It's no game" esa fragilidad vocal que presentó su creador en la versión original de 1980, donde los gritos desgarrados le cortaban la voz. Además, Sophie Anne Caruso y Cristin?? Milioti se apoderan con simpleza de "Life on mars?" y "Changes", respectivamente; terminando con una reinvención a dúo de "Heroes", con esa solemnidad que solo se alcanza con la resignación. Porque David Bowie está muerto y no se merecía una conmemoración menor a esta.
Norah Jones - "Day breaks"
En 2014, Norah Jones se presentó en un concierto en Washington para celebrar los 75 años de su sello discográfico, Blue Note Records. Allí, compartió escenario con el legendario saxofonista Wayne Shorter, el baterista Brian Blade y el bajista John Patitucci. Mientras tocaba, la artista que vendió 26 millones de copias con su álbum debut ("Come away with me", de 2002) se decidió a volver a crear un álbum de jazz, "algo muy rítmico, con Wayne por encima de eso". Ese fue el prólogo de "Day breaks", el sexto álbum de la artista de Brooklyn, Nueva York. Un disco que es considerado un regreso a las raíces de la excepcional pianista.
Y esa vuelta a sus inicios transforma a su más reciente placa en un trabajo muy personal desde su concepción. Bajo ese escenario, "Day breaks" se escucha tan cómodo como un animal salvaje en su territorio. "Burn" abre el disco como una canción contemplativa que también representa esa virtud de la protagonista de llenar todos los espacios con su voz y su instrumento. Ella es la portada, y sus colaboradores ayudan a que luzca más brillante.
Porque en la apertura del álbum, Shorter dispone de su saxofón como una suave almohada en la que descansa el piano impaciente de su compañera; al tiempo en que el órgano de Lonnie Smith arremete delirante en otros pasajes o la batería de Brian Blade que complementa una versión de la artista que conduce hacia los clubes del género en "It's a wonderful time for love" hasta "Flipside".
Norah Jones vuelve a mostrarnos en primera persona sus relatos familiares, esos que refuerzan la idea de que su voz siempre ha estado con nosotros en las habitaciones de nuestra casa.