Otro aporte de Héctor Noguera en un área -el unipersonal- que ha cultivado con fruición y en la cual ha hecho contribuciones admirables (por nombrar solo una entre numerosas, la excepcional "Novecento", en 2004), ahora hace el hallazgo de un texto que le viene como anillo al dedo, "El epicedio". Además, es el tardío debut en Chile de su autor, Iakovos Kambanellis, dramaturgo, novelista y poeta griego fallecido a los 89 en 2011, considerado uno de los escritores más prominentes del siglo XX en su país y padre del teatro griego contemporáneo, aquí no conocido.
Bajo su propia dirección, Noguera ofrece en versión libre este monólogo que claramente es una pieza menor y crepuscular de Kambanellis, la cual presenta en una puesta que no puede ser más despojada de recursos. Lo que le da el aspecto casi de una performance muy íntima y minimalista: el actor solo con un teléfono en la mano, hablando parado en una alfombra persa que marca los límites del escenario con cuatro frentes, sin música ni movimientos de luces.
A lo que asistimos es ni más ni menos que a una llamada telefónica. La que hace un viejo escritor a un colega suyo que está en su casa enfermo en cama, para contarle que asistió recién al funeral de otro literato coetáneo, muy afamado. Aunque de menor valía que ellos, dice, recibió sin embargo grandes elogios y honores oficiales, los cuales no merecía en absoluto. Su objetivo es convencer a su amigo de que ambos preparen anticipada y recíprocamente el discurso de despedida póstuma del otro, para que llegado el momento sus méritos sean realzados como de veras merecen. Aclaremos que 'epicedio' era un género de la lírica griega antigua, consistente en una elegía funeraria para ser cantada ante el fallecido.
Ver a un señor hablando por teléfono durante 50 minutos puede parecer un panorama inocuo y sin interés. No lo es para nada. Porque resulta un perspicaz retrato de la vanidad, envidia y enorme ego del artista (o de cualquier otra actividad expuesta públicamente), cargado del ácido escepticismo que dan los años en torno a los 'talentos' inflados y las falsas glorias, y rebosante del más amargo humor negro sobre la enfermedad y el deterioro físico que amenazan a la vejez y, sobre todo, acerca de la proximidad de la muerte. Se puede adelantar, además, que el acto marca el drástico final de una amistad de toda la vida.
Esta propuesta pequeña, pero deleitosa si se la aprecia con mirada sutil, es por si fuera poco un alarde de memorización de texto por su virtuoso ejecutante de 79 años, designado Premio Nacional en 2015.
Teatro Camino. Sábado a las 21:00 horas y domingo a las 20:00 horas, hasta el 16 de octubre. Entrada general: $8 mil.