El problema con esta película australiana sobre la venganza es que desde un inicio, cuando la ahora sofisticada diseñadora Myrtle 'Tilly' Dunnage (Kate Winslet) regresa al horrible hoyo de donde escapó hace años, se establece un problema de tono disonante: el guion de P. J. Hogan, a diferencia de éxitos como "La boda de mi mejor amigo", es filmado por su esposa, la directora Jocelyn Moorhouse, como si este material fuera una mezcla entre teleserie de TVN de los 90 (por lo de pueblo chico, infierno grande) y un hijo del gran guiñol español (por lo de personajes caricaturizados y un marcado feísmo). El tono disonante ocurre porque las buenas ideas del guion (del que la señora Moorhouse es además coautora), nunca pueden atarse al mundo que vemos en pantalla. La aspiración de ideas sofisticadas toma la forma de lo burdo. Es el caso típico de cuando falta alianza entre lo que se piensa previamente y filmación. Ojo con la pelirroja Sarah Snook ("Predestination"), que con poco hace mucho en este filme discreto y no tan bien vestido, pese a su título y temática.
"The Dressmaker". Comedia. 2015. Australia.
119 minutos. T.E.