El Tribunal de Disciplina no puede quedar impasible frente a la denuncia pública del gerente deportivo de Colo Colo, Óscar Meneses, respecto de que los árbitros están perjudicando al equipo albo. Hincha de todos los clubes donde haya dinero que administrar y que requieran de la indiscriminada compraventa de jugadores, tratos preferentes con representantes y cercanía con comisionistas de poca y alta monta, Meneses claramente pretende intimidar a los árbitros, predisponerlos a favorecer al club al que este año le presta servicios y, por supuesto, justificar la paupérrima campaña del entrenador con el que tiene vínculos laborales.
Exequiel Segall, incombustible presidente del órgano penal e hincha evertoniano hasta la médula, que no se inhabilita cuando alguien del club con el que simpatiza ingresa a la sala penal, pero no por eso es un abogado del que se tengan dudas de su buen juicio, ya debería haber actuado por oficio y citar ipso facto a Meneses para que concurra a explicar sus acusaciones, que pueden sonar a conclusiones superficiales o percepciones interpretativas, pero que a todas luces levantan, como ya se están acostumbrando en Colo Colo cada vez que les va mal, una inmensa sombra de duda sobre la cabal honestidad del fútbol chileno.
Meneses, quien tras abandonar una serpenteante carrera como futbolista las ha emprendido como director técnico en equipos universitarios y profesionales, representante de jugadores, asesor directivo, gestor de eventos, productor, administrador, transaccionista, intermediario, agente comisionista y ahora último gerente deportivo, no solo se quedó en el enunciado cuando habló sobre el referato. El multifacético e integral funcionario enumeró situaciones que las denominó gratuitamente "manejo" arbitral: dos penales no cobrados contra Rivero en Antofagasta y otra máxima sanción sin penalidad ante Huachipato, que en su particular visión eran evidentes y, obviamente, que de ser consumadas tendrían a Colo Colo bastante más arriba en la tabla.
Como probablemente el Tribunal no hará nada porque activarse encierra trabajo, y si lo llega a hacer terminará archivando la causa para no aproblemarse, y como Meneses, en su inquietante nuevo rol de vocero, querrá seguir convenciendo a los que le prestan el micrófono que Colo Colo es un mártir de un sistemático saqueo arbitral, del que obviamente el técnico Pablo Guede es otra víctima al que "el manejo" de los jueces le destruye su trabajo, sería conveniente advertir que estaremos ingresando a un espiral de descalificaciones, presunciones e imputaciones cuyo único destino es emporcar el campeonato, uno en el que el club que gerencia Meneses es un comparsa, pese a la millonaria inversión de la cual él fue partícipe en su gestación.
Así como hace dos temporadas Julio Barroso pretendió chafarrinar un torneo con invenciones e imaginerías que nunca fue capaz de probar, desde su oficina administrativa Meneses continúa la senda de los malos perdedores y peores competidores. Y lo que es más lamentable: lo hace a vista y paciencia de quienes deberían fiscalizar y con el silencio cómplice de un cuerpo técnico y plantel de jugadores que saben que son penúltimos por méritos propios y no por errores ajenos.