El docurreality que TVN estrenó anoche muestra dos realidades opuestas: la de los jóvenes "ninis" (que no estudian ni trabajan) y la de los comerciantes de la Vega Central de Santiago. Los primeros, que viven a expensas de sus padres y los segundos que afanan desde antes de que salga el sol. Es decir, la cultura del trabajo duro versus la del ocio y el sinsentido.
El primer capítulo mostró el caso de Gerson Ahumada, un nini de 25 años, primogénito del ex crack de Colo Colo Sergio "Negro" Ahumada. El joven pasa sus días jugando PlayStation, pese a que tiene un hijo de tres años y a que lo han demandado por pensión de alimentos. Sus padres ya no saben qué hacer y se culpan el uno al otro por haberlo mimado demasiado. Un buen día, tipo 5:00 de la mañana, aparece Leo Caprile en su casa y lo levanta para que participe en un " reality de familias". En realidad, se lo lleva a la Vega Central y allá le cuenta de qué se trata en verdad este programa.
Entonces empiezan los tres días más difíciles en la vida de Gerson. Debe sobrevivir bajo el mando de los duros capataces de la Vega, que le ordenan desde cargar enormes sacos de papas hasta coordinar el despeje y la limpieza de la entrada del recinto. A la distancia, sus padres se comunican con mensajes virtuales y le ruegan que resista en el trabajo y que cambie de vida.
Así como alguna vez lo fue "Mamá a los 15", este docurreality es interesante porque muestra qué está ocurriendo con parte de la juventud chilena y revela el desconcierto de las generaciones mayores frente a situaciones que son relativamente nuevas y que no parecen fáciles de manejar. En ambos casos, los conflictos se dan dentro de las familias e intentan resolverse en ese ámbito. Asimismo, el ambiente y la gente de la Vega tienen una fuerza y un encanto que pueden llegar a conmover a estos jóvenes indiferentes. Al menos por unos días.
En el primer capítulo hubo palabras de arrepentimiento y declaración de intenciones de parte del protagonista; lágrimas de esperanza de sus padres, y también el escepticismo de uno de sus capataces: "No va a cambiar. No le compré su actitud". Pero lo más decidor son las líneas escritas como epílogo al final, donde se revela qué pasó después con Gerson. Más allá del resultado, el ejercicio en sí mismo es interesante. Está por verse si la vida en la Vega y sus distintos roles y trabajos lograrán sostener el interés por 15 capítulos.