Sexto estreno de Aucabutoh en 21 años, a "La crueldad del corazón" se la puede ver como un sentido tributo personal al poeta Enrique Lihn por Carla Lobos, líder de ese grupo que introdujo en nuestro medio la singular forma de arte surgida en Japón a mediados del siglo pasado; amiga suya -y de su hija Andrea, actriz- ella lo acompañó hasta su muerte en 1988. O como un espectáculo de teatro musical y danzado prolijamente hecho, acerca de cómo un lúcido artista múltiple (literato, dramaturgo y dibujante) en plena madurez creativa, enfrentó y aceptó su temprana muerte a los 58 años, de un cáncer fulminante que se lo llevó en tres meses.
Sobre una variada partitura musical compuesta especialmente, los cinco ejecutantes desgranan en 70 minutos una serie de cuadros en que se mezclan elementos de danza, artes marciales, butoh y circo (hay una indescifrable escena de "Lobos con zancos"). A veces los performers dicen fragmentos sueltos de dos libros de Lihn -"La pieza oscura", de 1963, y su obra póstuma "Diario de muerte" en que testimonió su experiencia terminal- o escuchamos grabaciones de Andrea Lihn y hacia el final, de la propia voz del poeta. A medida que avanza, la escena se vuelve más festiva y el tono se acerca al del music hall , cuando se alude a la afición del artista desahuciado por la bohemia en tanto este ya no se rebela ante la muerte, eligiendo celebrar la vida y la creatividad. En el último pasaje, Lobos, con una gran cabeza de cartón que evoca el rostro de Lihn, personifica a su homenajeado.
Es un espectáculo simple en estructura y sentido, que con un cuidado y colorido vestuario despliega un cambiante desfile de imágenes y movimientos en torno a su idea. Es fácil que su segunda mitad, por su concepto, cruce de lenguajes y alusiones al musichall , haga recordar "All that jazz", filme musical también con una gozosa (y profética) despedida de un artista -Bob Fosse, su autor- cuya vida tronchó a los 60 una cardiopatía.
La parte objetable de la propuesta es que aquí, aparte de la postura básica de los pies y ojos ocasionalmente en blanco, hay muy poco butoh que rebanar. Porque se refiere a la muerte, puede ser tomada como una derivación remota y muy libre de aquella modalidad, pero se ubica lejos de la crispación corporal propia de esta "danza de la oscuridad", de su radical estilo exacerbado y voluntad de conmocionar intentando conectar al espectador con el horror de lo innombrable. Lo que resulta desorientador si se piensa que se ha difundido como danza butoh, insistiendo además en que Lobos es pionera y primera maestra de esa expresión en Chile. Ahora, considerado como la búsqueda de un lenguaje nuevo a partir de otro, provee un grave contrasentido intrínseco al ser anunciado como "melodrama butoh". ¿Cómo se puede hacer sentimentalismo con un material y recursos de la índole que aquí se mezclan?
GAM. Miércoles a sábado,
a las 21:00 horas,
hasta el 24 de septiembre.