En Mega asumen que el público de sus teleseries de las 20:00 horas está compuesto principalmente por niños y adolescentes. De ahí que su nueva apuesta en este horario tenga un conflicto central muy simple, una protagonista de ocho años y el mismo número de personajes infantiles y juveniles que no solo conviven en el mismo colegio, el Saint Valentine de La Dehesa, sino también en el furgón escolar del "tío Dany" (Gonzalo Valenzuela).
"Ámbar" debutó ayer, tras el final de "Pobre gallo", y su primer capítulo mostró rápidamente la trama: Matilde Errázuriz (Sigrid Alegría) es una madre soltera y ultra sobreprotectora, que llega de Valdivia a vivir a Santiago con su hija Ámbar (Giulia Inostroza). La niña quiere conocer a su papá con la misma intensidad con que su madre quiere esconderlo.
En esta primera entrega se dan pistas claras de quién es ese padre: Cristóbal Moller (Álvaro Morales), un antiguo amor de verano y hoy el nuevo jefe de Matilde, con quien se reencuentra en su primer día de trabajo en Santiago. Lo que queda en el misterio es por qué ella busca tanto alejarse de él si se ve bastante aceptable como pareja y potencial padre.
Por ahora, está claro que en esta teleserie no hay antagonistas ni villanos y lo que sí abunda es una gran cantidad de personajes de comedia. Hubo largos momentos que parecían una seguidilla de sketches , con varios personajes gritando y peleando por distintas situaciones extremas. Por ejemplo, al portero del colegio, Rogelio Pino (Claudio Arredondo), lo dejó plantado su novia en el altar por tercera vez. Y el matrimonio vecino de Ámbar tiene altisonantes peleas porque el marido (Fernando Larraín) se niega a trabajar. Entre todos estos personajes que pretenden hacer reír, los más efectivos son los de Claudio Arredondo y de Coca Guazzini. Ella personifica a Nené Riquelme, madre de Matilde, quien sigue los pasos de la inolvidable Lita de Achondo (Gabriela Hernández, en "Pituca sin lucas") en sus tics de señora de barrio alto. El resto, incluida la nana de Ámbar (Yamila Reyna), cae peligrosamente en la caricatura.
No hay nada malo en hacer una producción que se base en la comedia y que presente conflictos simples y situaciones con las que empatizan las audiencias más jóvenes. Pero siempre es posible, en algún plano, atraer al público adulto, como lo lograron producciones anteriores de la directora María Eugenia Rencoret. Es el caso de "Pobre rico" (TVN, 2012) y de la mencionada "Pituca sin lucas" (Mega, 2015), que también encantaron a los más grandes por sus agudas alusiones a la sociedad chilena. No esperamos menos de "Ámbar". Por ahora, es un desafío que queda pendiente.