Fui invitado a dar una charla a un auditorio repleto de adultos mayores, como se llama hoy respetuosamente a nuestros viejos, tal vez para distinguirlos de los que en un pasado no tan lejano se denominaban "ancianos" a partir de los 60 años. Este era un grupo de personas convocadas por su municipio, muy activas y participativas, y vivamente interesadas en el debate y en la posibilidad de influir, mediante normas locales, en su propio bienestar.
Es que estamos ante un escenario inédito en la historia de la humanidad: sostenidos avances en salud pública nos aseguran una mayor longevidad y en mejores condiciones físicas y mentales; con acceso permanente a la información, mediante medios de comunicación y redes sociales y con el consiguiente acceso a la asistencia, todo lo cual redunda en un mejor cuidado propio. Este nuevo escenario implica más libertad y dignidad para las personas que envejecen, y nos obliga a preguntarnos sobre las maneras de garantizar su integración efectiva en instancias de participación, convivencia intergeneracional, organizaciones y redes.
Entre estas garantías de integración, las más evidentes tienen que ver con el ámbito físico, tanto en lo edificado como en el espacio público, normalmente repleto de obstáculos para las personas con necesidades especiales. Pero más que un conjunto de normas de diseño y gestión para eliminar estos obstáculos, se requiere un cambio cultural profundo con un propósito universal en mente: autonomía e integración social.
Hasta ahora, cuando en la ciudad surgían barreras que limitaban o impedían el desarrollo personal o su relación con la sociedad, generalmente estas dificultades se explicaban por las limitaciones propias del individuo.
Hoy, en cambio, debemos reconocer que la existencia de obstáculos al libre movimiento de personas en un entorno no se debe a las falencias de estas, sino a las del propio entorno. Esto significa reconocer la diversidad humana e interpelar a todos los actores involucrados en el diseño y gestión de la ciudad para garantizar la igualdad de oportunidades a la ciudadanía.