Si la libertad es la que nos hace humanos, la libertad razonada, elegida, la libertad a pesar de todo, entonces ¿qué está pasando con la falta de libertad y la salud mental? Veamos algunas consideraciones.
Los mamíferos en general tienden a actuar por instinto. El hombre ha ido perdiendo muchos de sus instintos básicos con el desarrollo de la civilización y la vida en común en pueblos, ciudades, países, etc.
Tal vez no está nada mal ser como otros mamíferos y vivir en manadas con comportamientos bien definidos por la sobrevivencia de la especie. Ellos viven apegados a algo así como nuestros humanos lugares comunes, que terminan siendo leyes que obligan a todos a comportarse de la misma manera.
Pero ellos no han elaborado teorías que se asemejan a las leyes a medida que la civilización avanza. Si tienen que cambiar de pastizal porque se congeló el pasto, no se requiere de grandes teorías que avalen al jefe de la manada para emprender la retirada. Por eso, no son los lugares comunes en sí lo que es irritante. Es la diversidad de teorías que los respaldan. Porque sin esa teoría quien actúa tendría miedo de estar improvisando y equivocarse. En otras palabras, hay un miedo escondido que hace posible el lugar común masivo.
El trasfondo de mi preocupación por la pérdida de libertad es el aumento de enfermedades mentalales. La tensión por hacerlo todo bien, el temor a equivocarse, a ser juzgado, a hacer daño sin querer, es producto de querer negar muestra condición humana. No somos ángeles. La vida es una constante equivocación que es también aprendizaje y creación... y a veces pérdida pura y simple.
Somos todos distintos. El lugar común crea manadas, no grupos humanos pensantes y tolerantes. Detrás de estos lugares comunes hay con frecuencia el miedo de ser distinto y mal juzgado por querer tal vez cosas de la vida que no son las que el lugar común ha establecido.
Tal como dije la semana pasada, prefiero una madre que siente que se puede recuperar de un parto difícil, que pide espacio para acoger al niño cuando su propio cuerpo se lo permita. Pero me arriesgo a ser linchada en la plaza pública si intento vencer al lugar común.