Consecuencias del Brexit para el Reino Unido (RU) y la Unión Europea (UE)
Como consecuencia del plebiscito ganado por la opción del Brexit (la salida por el RU de la UE), renunció hace pocas semanas el responsable de este desastre, el Primer Ministro David Cameron. Fue sucedido por Theresa May, una conservadora pragmática que se ha comprometido a negociar con la UE las condiciones de salida a partir de 2017, nombrando a políticos favorables al Brexit en ministerios claves. Cabe esperar para el RU y la UE un Brexitlight, que maximice el acceso del RU al mercado común europeo de bienes, servicios y capitales (lo que buscará el RU), a cambio de ofrecer el máximo acceso de los habitantes de la UE al trabajo y a la residencia en el RU (lo que buscará la UE). Pero también es posible que esto no ocurra, implicando un divorcio más radical y costoso para ambas partes.
La inesperada victoria del Brexit fue el mayor autogol del RU en muchas décadas, imponiendo un shock financiero al mundo y costos económicos de largo plazo al RU y a la UE. El shock financiero fue global e intenso, pero pasajero. La huida de los inversionistas globales hacia activos de refugio arrastró a la renta variable, los bonos corporativos y casi todos los soberanos, los commodities y casi todas las monedas. Pero solo duró pocos días después del plebiscito del 23 de junio. A partir del 29 de junio se recuperaron los precios de los activos, como el S&P, el IPSA y las monedas emergentes, incluido el peso chileno. Solo la libra esterlina se ha mantenido depreciada hasta la fecha, en cerca de 10% respecto de su valor previo al plebiscito.
Los costos económicos del Brexit son inciertos en su magnitud, porque dependen de las condiciones del divorcio. Sin embargo, estos costos son inambiguamente significativos y permanentes. Mi revisión de 12 estudios que estiman los efectos del Brexit sobre el PIB del RU apuntan a una caída promedio de 2,5%, entre el 2017 y el 2020, y de 3,7% en el largo plazo. Por supuesto, para la UE (sin el RU) los costos son menores, estimándose en una pérdida de 0,3% del PIB en el 2017.
Populismos antiglobalización de derecha e izquierda en EE.UU.
Al otro lado del Atlántico se enfrentan dos candidaturas presidenciales muy opuestas en casi todos los temas, pero unidas en su oposición a distintas formas de la profunda integración de EE.UU. al mundo.
Por la derecha está el candidato Donald Trump. Sobre la integración comercial y financiera de EE.UU. al mundo, él ha declarado que colocará tarifas prohibitivas sobre las importaciones desde China y otros países que compiten "en forma injusta" con EE.UU., que impondrá sanciones a empresas americanas que invierten en el extranjero, que rescindirá el Tratado de Libre Comercio con Canadá y México (Nafta) y que retirará a su país de la Organización Mundial del Comercio. Trump también se opone al Trans-Pacific Partnership (TPP), aunque es un verdadero "Acuerdo para el Siglo XXI" de 12 naciones de las Américas y del Asia-Pacífico, entre ellos, Chile. (Analicé los beneficios del TPP en mi columna de abril). En materia de inmigración, Trump ha anunciado que deportará a 11 millones de residentes ilegales en EE.UU., que construirá una muralla en toda la frontera de EE.UU. con México y que prohibirá la entrada al país de toda persona que profesa la fe islámica. En política exterior, Trump ha expresado su satisfacción por el voto favorable al Brexit, su admiración por Putin, que no necesariamente defenderá a los países bálticos de una agresión rusa (como EE.UU. está comprometido a hacer respecto de toda nación que es miembro de la OTAN) y que la misma OTAN (el principal pilar militar de las democracias del mundo) es una organización obsoleta.
Él ha probado ser un populista, que además exuda misoginia, xenofobia, ignorancia y oligofrenia. Refiréndose a Trump, Bloomberg dijo hace pocos días: "Reconozco a un estafador cuando lo veo". Trump es el peor candidato del Partido Republicano en muchas décadas. Espero que el votante estadounidense actúe acorde el 8 de noviembre.
Por la izquierda está la candidata Hillary Clinton. Ella, cuando era Secretaria de Estado, apoyó públicamente el TPP en 45 ocasiones, calificando este acuerdo como el "gold standard". Pero una vez que enfrenta a Bernie Sanders en las elecciones primarias del Partido Demócrata, Clinton declara su oposición al TPP y traiciona así su compromiso previo con el más importante tratado internacional que hubiese logrado su ex jefe, el Presidente Obama.
A cuidar los beneficios de la globalización
Echar pie atrás a la integración comercial, financiera y poblacional -la globalización que el mundo empuja hace décadas- es muy costoso para el desarrollo económico (y para la paz mundial). La globalización aumenta el ingreso total y del habitante promedio de todos los países que se integran. Aunque la distribución del ingreso dentro de los países puede empeorar con la integración, la distribución del ingreso entre todos los habitantes del mundo mejora. Por ejemplo, si una empresa de EE.UU. traslada su fábrica a China a través de un joint venture con inversionistas chinos, pierden los trabajadores en EE.UU., pero ganan los trabajadores chinos y el capital en EE.UU. y en China. Así, empeora la distribución del ingreso en EE.UU. y China, pero mejora la distribución del ingreso en el mundo, al reducirse la brecha de salarios e ingresos entre EE.UU. y China.
En resumen, el actual gobierno británico y el futuro gobierno norteamericano serían los primeros gobiernos anglos en muchas décadas que revertirían parte del progreso que han logrado en décadas de integración de sus países al mundo. Sin embargo, aún queda la esperanza que no se materialicen la salida del RU de la UE y la cancelación del TPP por EE.UU.
Mrs. Prime Minister and Mrs. President, think twice: don't stop globalization! (Sra. Primer Ministro y Sra. Presidente, piénsenlo bien: ¡no frenen la globalización!).<