Fernando Jerez (1937) ha publicado novelas y libros de cuentos desde 1960, fecha de la aparición de
Los sueños quedan atrás, pero sus relatos no son abundantes si se le compara con autores con quienes comparte filiaciones generacionales. Jerez no muestra preocupación por la cantidad de relatos que pudiera entregar periódicamente al público; es un autor que se esmera para construir un lenguaje narrativo con imágenes bien definidas que funcionen con agilidad, capaces de captar el interés del lector y encerrarlo dentro de los límites de sus mundos ficticios. Sus cuentos y novelas son el resultado de un trabajo minucioso con el lenguaje que no se logra de un día para otro. No sorprenden, por lo tanto, las elogiosas opiniones de la crítica sobre la calidad intrínseca de sus textos. Sus méritos han sido destacados con justicia y entusiasmo por comentaristas de cuya solidez intelectual y valorativa nadie podría dudar. Sus relatos nunca decepcionan y
La forma de los hechos, su última novela, no constituye un desmentido de la regla.
En
La forma de los hechos confluyen los dos ejes de interés que siempre han justificado la producción literaria de Fernando Jerez: una mirada comprensiva, aunque no exenta de un dejo de humor o ironía, hacia los problemas cotidianos de individuos comunes y corrientes que deambulan sin dejar huellas de su paso por las calles, bares y oficinas de la ciudad, y una denuncia satírica pero realista de las consecuencias que la interrupción de instituciones de poder no democráticas han grabado en nuestra normalidad y tranquilidad sociales. Ambos intereses no dan origen a historias paralelas; aparecen recíprocamente influidos en los conflictos que se desarrollan en cada uno de sus relatos. Jerez siempre sugiere al lector que el comportamiento humano es un entramado inseparable entre las alternativas de las existencias individuales con las circunstancias históricas que no solo las rodean y amenazan, sino que pueden llegar al punto de deformarlas y convertirlas en sus víctimas, como sucede en
El himno nacional, el relato más paródico que ha publicado hasta ahora.
La forma de los hechos es, además, una nueva demostración de la indudable calidad formal, valga la redundancia, que siempre exhibe la arquitectura de sus relatos, no solo por su impecable nivel lingüístico y estilo adecuado a la naturaleza de lo que se narra, sino también por la meticulosa construcción del conflicto central y de los motivos que se le subordinan. En esta novela, la historia imaginada por Jerez se sitúa nuevamente en Santiago, el escenario favorito de sus relatos, desarrollándose de manera alternada alrededor de las pasadas décadas de 1920 y 1950, definidas históricamente por los
hot-dogs que Eduardo Bahamondes comenzó a comercializar en el portal Fernández Concha, los tranvías que aún recorrían estruendosamente las calles de Santiago, los disturbios que tuvieron lugar contra el gobierno de Carlos Ibáñez y el fallecimiento de Gabriela Mistral. Dos detectives del Servicio, Lucio Contreras y Balbino Crespi, ambos provenientes de humildes y paupérrimos orígenes sociales, hacen un descubrimiento asombroso: un tesoro escondido de veintiún lingotes de oro puro. Este motivo constituirá la fuerza del argumento, una historia de sueños perdidos, que el narrador organizará alternando las informaciones sobre el presente encerrado, oscuro, precario y lleno de secretas aspiraciones de sus personajes, con las circunstancias y encuentros que fueron definiendo sus existencias, marcadas por la pobreza y la veleidosa posibilidad de felicidad. El narrador se limita, por lo general, a contar y describir movimientos y actitudes sin profundizar demasiado en las psicologías. De una manera casi gráfica va diseñando ese entramado que siempre encontramos en sus narraciones entre las circunstancias del aquí y del ahora con las secretas frustraciones, codicias inesperadas e ilusiones perdidas que definen el destino de Crespi, Contreras, Mr. Hawkins, Zadir y otros personajes del relato ("Si puntualizo, la lectura perdería parte de su atractivo"). La forma de los hechos no hace sino confirmar el sólido prestigio literario de su autor.
La forma de los hechos
Fernando Jerez
Simplemente Editores,
Santiago, 2016,
192 páginas.