Lo más indicativo del carácter de este libro del académico Ricardo Martínez, con un amplio currículo en el trabajo docente en el nivel secundario y en la educación superior, es el subtítulo: "Mitos y verdades sobre la educación en Chile". Cuando se suceden las movilizaciones estudiantiles y el proyecto de ley de gratuidad sobre educación superior acaba de iniciar su recorrido en el Congreso Nacional, que se prevé cuanto menos accidentado, Martínez sorprende de entrada con una categórica afirmación: informaciones internacionales y pruebas estandarizadas "señalan consistentemente que nuestro país es pionero en educación en la región. Y no solo eso, es de los que va avanzando más velozmente en el mundo", aunque siga a distancia de los más desarrollados. A partir de ahí, y con un criterio muy pedagógico, Martínez somete a examen las preguntas más habituales sobre el sistema educativo chileno, y las responde tomando en cuenta tanto estudios y cifras nacionales e internacionales como su experiencia como educador y evaluador.
De ahí lo de "mitos y verdades". Despejar incógnitas sobre la evaluación docente y de las carreras, la relación entre capital cultural y rendimiento escolar y académico, la regulación, el uniforme escolar, el costo de la educación universitaria y muchas otras más, es un ejercicio muy interesante que invita a la reflexión y que ayuda a renovar la mirada. Como lo muestra Martínez, desde inicios de la década de los noventa que la educación chilena está en un proceso de reformas; y, puesto que es un tema tan cercano a la gente, es natural que los diagnósticos tremendistas tengan un mayor éxito. Este libro propone fijarse mucho más en los matices y en los innegables avances registrados. De hecho, el inventario de recursos e iniciativas que va surgiendo en el libro es enorme. Eso cae del lado de las verdades; y del lado de los mitos, puede sorprender que, según Martínez (y amplia evidencia en estudios), es mucho más importante la escolaridad de la madre que la calidad de la institución educativa; el corolario es que no necesariamente los colegios privados son mejores que los públicos. Como el autor va pregunta por pregunta, deja en manos del lector la mirada de conjunto, que puede estar o no de acuerdo con la afirmación inicial sobre la revolución educativa que se vive en Chile. Pero es innegable que la lectura de
Maleducados puede aportar mucho a una discusión menos sesgada por el prejuicio sobre un asunto que nos concierne, de manera tan cercana, a todos los chilenos.
Maleducados
Ricardo Martínez
Ariel,
Santiago, 2016.
156 páginas.