La gran fortaleza de "Bala loca", miniserie que anoche debutó en CHV, es que logra cruzar de manera inteligente los dos pilares angulares de su guión conservando los matices. Por un lado, perfila sin victimizar a Mauro Murillo (Alejandro Goic), vieja gloria del periodismo de investigación y que tras un accidente que lo deja en silla de ruedas, se mantiene a flote como opinólogo de farándula. Por el otro, abre la puerta a un thriller político-policial donde se investiga una muerte que amenaza con hacer explotar un escándalo de corrupción en el país.
Ese país por cierto es Chile ya que la propuesta de la productora Filmosonido es crear una hiperrealidad y conectar a las audiencias a través de hechos que guardan extrema similitud con algunos que han copado las portadas de los diarios. Está, por ejemplo, el caso del empresario Eugenio "Coco" Aldunate (Alfredo Castro), quien pareciera estar vinculado a esta velada red de corrupción, y el senador Julián Torres Becker (Marcial Tagle), que ya genera polémica luego de que el PPD acusara a CHV de ocupar sin permiso su logo para retratar a este congresista.
Los primeros 10 minutos del debut de "Bala loca" son pura acción: una banda entra a un supermercado en lo que parece ser un asalto y mata a la periodista Patricia Fuenzalida (Catalina Saavedra), quien investiga en solitario un conflicto relacionado con las isapres. Un racconto nos invita a ver en qué estaban los personajes antes de que Murillo renegara de la farándula para centrarse en reclutar periodistas para investigar el caso de su amiga asesinada.
Es en este proceso de cambio del protagonista donde reside uno de los pocos ripios del primer episodio. Murillo termina hartándose de la vida de los famosillos en el propio set de "Primer plano", con Francisca García-Huidobro entrevistándolo tras una nota lacrimógena sobre su accidente. No faltará quien diga que al mostrar esas imágenes CHV es capaz de reírse de su perfil farandulero, pero lo cierto es que a la crisis de Murillo -muy bien interpretada por Goic- no le suman para nada las opiniones tipo placement de Carolina de Moras, Claudia Schmidt y hasta Botota Fox. Estos cameos más bien distraen.
Pero los detalles no consiguen empañar los méritos de la miniserie. Entre los puntos altos destacan una historia filmada a una cámara como si se tratara de una película y un elenco de lujo que reúne, entre otros, a Aline Kuppenheim, Julio Milostich, Fernanda Urrejola y Roberto Farías. Más destacable aún es el esfuerzo del canal por instalar una ficción de calidad que arriesga con temas polémicos y contingentes precisamente en un año en que lo que escasea en la televisión son las ideas originales.