Muy poco hay en "Escuela para maridos", la mayor apuesta en entretención de la nueva era de CHV, que dé para pensar que el examen se aprobó. El espacio que se emite cerca de la medianoche y que reúne a un grupo de hombres sometidos a "capacitación" para ser mejores parejas, tiene justo en su alumnado el único atractivo que se puede rescatar. Y no precisamente por su ejemplaridad.
Este programa basado en el formato televisivo de FOX, cuya versión latinoamericana se puede ver en la TV de pago, es una muestra clara de cómo aun teniendo la materia prima necesaria -el grupo de pelmazos que llega a ser reformado-, una mala adaptación puede debilitar un show.
Por un lado está el exceso de conductores locales. Los animadores Julio César Rodríguez y Eva Gómez, junto a la psicóloga Alexandra Vidal y a la ex miss Chile Camila Andrade, asumen los roles que en la versión internacional se entrega a un animador y a una reconocida experta en relaciones. Pero no solo se dividen esos roles, sino que además intentan encarnar otros particulares: por ejemplo, Rodríguez es a veces el "compadre" que empatiza y Gómez es un poco la "suegra" que juzga. El protagonismo, entonces, se desplaza hacia otro lugar.
Aunque la producción cumple con crear ambientes y situaciones bien montadas, el tono jocoso que se supone en la mayoría de las intervenciones hace que escasamente los "alumnos" se entreguen sin actuar. Lo mismo pasa con sus parejas, a ratos casi coprotagonistas del show. Mientras, el look de "café con piernas" de la llamada sala de recreo tiene un aire soft-porno que recuerda a otras tantas producciones de otras tantas etapas del canal.
Solo cuando las cámaras dejan los estudios y acompañan a los participantes en su medio cotidiano se respira la telerrealidad. Solo en esos instantes, alejados del protagonismo de los conductores y del efectismo de la producción, "Escuela para maridos" muestra cuál es su dolorido corazón: la falta de herramientas emocionales y comunicacionales con que las parejas construyen una relación.
Las dificultades para ser pareja hoy son un tema real, más en un país con altos índices de violencia intrafamiliar. Y eso, por dramático que sea, sí puede ser tratado en un programa de entretención. Otra cosa es su banalización.
"Escuela para maridos" deja una dura lección, especialmente a CHV, señal que este mes de junio cumple un año bajo la dirección ejecutiva de Francisco Mandiola para Turner. Marcada por una clara reducción de costos y un rating que los mantiene en segundo lugar -pero lejos de los dos dígitos-, esta etapa de malabarismo entre recursos y creatividad dejó caer la bola de la dignidad.
Mientras en las redes sociales los más duros hablan de "Chulivisión" y los más nostálgicos añoran la aspiración de "relevancia" que tuvo la anterior administración, lo evidente es que en esta señal no estamos viendo ni buena ni imprescindible televisión.
Si "Escuela para maridos" es la mayor apuesta mostrada hasta hoy, la producción propia del canal en esta era podría bien calificar como "del montón".