¿Qué pretende Evo Morales al tratar de forzar otro referéndum? El Presidente boliviano acostumbrado a ganar ahora quiere un "segundo tiempo" para borrar la derrota de febrero pasado, sobre una reforma constitucional que le permitiría gobernar hasta el 2025. El pueblo le dijo que no, y él pide este "segundo tiempo", para ver "quién es quién". O sea, triunfar a como dé lugar.
Al incitar a los movimientos sociales más adeptos a pechar por un nuevo referéndum, que sería ilegal, Evo arriesga su aura democrática e impone una visión mesiánica de su Presidencia, como si el poder que ha tenido por más de diez años lo hubiera recibido de los dioses.
Evo no acepta haber perdido en buena lid, y culpa a una conspiración de la oposición y EE.UU. A él, que tenía casi 70% de aprobación en agosto pasado y ahora apenas supera el 50%, le cuesta reconocer que no es solo el escándalo del supuesto hijo el que lo llevó a la derrota. Los bolivianos no quieren una cuarta reelección, se han dado cuenta de que eso es ya estirar mucho el poder.
Evo tiene algo de razón en que el caso no pudo aparecer en momento más oportuno (o inoportuno para él), justo antes de las votaciones, pero se ha extendido demasiado para haber sido solo una "campaña maliciosa". A estas alturas ya tiene visos de folletín, de novela por entrega, en parte por las declaraciones de la ex novia, Gabriela Zapata; por las dudas de si el hijo vive, murió o si existió alguna vez; por las implicancias que puede tener en corruptelas que involucren a personeros de gobierno, pero, sobre todo, por decisiones de autoridades de gobierno y judiciales para echar tierra al asunto.
Después de que se revelara lo del supuesto hijo, Zapata cayó presa, acusada de seis delitos, entre ellos enriquecimiento ilícito. El cargo de tráfico de influencias -por gestionar contratos millonarios entre el Estado y una empresa china- no ha sido formulado, porque de esa acusación el Presidente Morales y un ministro fueron absueltos en el Parlamento, o sea, ese delito no existió. Curioso, cuando Zapata, que era gerenta de la empresa china, operaba desde oficinas gubernamentales. También están presos su abogado, a quien le quitaron el título, y una tía de la mujer, por mostrar un "hijo falso". La justicia determinó la "inexistencia física comprobada" del niño de Morales, quien dice que fue engañado por Zapata. Un ministro la ha acusado de ser la líder de una "organización criminal", después de que ella lo denunció, sin dar pruebas, por "negocios turbios". Y además, el periodista que hizo las revelaciones se fue a Argentina por "presión política".
Todo este folletín está mostrando una debilidad política de Evo. En momentos en que Bolivia comienza a sufrir por la caída de los precios de sus exportaciones, y en que los trabajadores protestan a diario, a Morales le conviene sofocar los escándalos y potenciar su imagen alentando a los partidarios a exigir una nueva oportunidad.