Nombres nuevos antes que los conocidos acaparan el interés de estos días. Así, el fotógrafo Tomás Rodríguez -piso alto de Galería Artespacio- expone láminas con color dentro de cajas de luz. Resulta atractiva su propuesta: captar los muy diversos personajes anónimos que, fugaces, pueblan el corto desplazamiento dentro del ascensor de un museo famoso de Nueva York. Además los hallan completamente desprevenidos las tomas por entero ocultas. El autor logra, de ese modo, transmitirnos la psicología individual de cada pasajero. Y esta se manifiesta con natural espontaneidad, a través del mapa anímico del rostro, del gesto corporal, de la vestimenta. Aunque el limitado escenario es siempre el mismo, los bien conseguidos enfoques y la iluminación varían. Hasta, por momentos, la personalidad del modelo llega a proyectarse en ese entorno: números II y IX. Sorprende la permanente expresión de desesperanza, de tristeza, de escepticismo, de desconfianza que trasuntan estos habitantes de la capital cultural de nuestro planeta. Como si ellos buscaran saciar en la contemplación del arte sus anhelos de trascendencia.
Por su parte, Martín Daiber -Galería XS- demuestra que, más que el uso de técnica mixta, son el yeso y la tela fragmentados los materiales protagónicos en sus cuadros. El blanco del primero, el ocre leve de la segunda contribuyen también al aspecto de resto arqueológico de estos trabajos. En ellos, atisbos de figuras reconocibles se esconden por intermedio de grises oscuros y negro. Un peculiar aire japonés pareciera emanar de collages semejantes, novedosos y dotados de innegable vigor formal.
Los recintos más amplios de la misma galería A.M.S. Marlborough acogen las pinturas recientes de Carolina Sartori. Constituyen imágenes lineales de un herbario en blanco y negro, estampado sobre el lienzo e intervenido con pigmentación cromática. Esta última se disemina como perfiladas piezas volantes de un rompecabezas abstracto, cuyas unidades podrían semejar pétalos florales. Lo mostrado, visto como conjunto, acaso provoca un efecto de monotonía. No obstante, el color marca las diferencias y el atractivo individual. Se trata, ante todo, de aquellos lienzos de fondo negro -"Fase I", "Fase II"- y de otros como "Continuo", "Duración", "Traspaso".
Gonzalo Cienfuegos
Gonzalo Cienfuegos presenta su producción de 2014-2016 en Galería Animal. Se trata de algunos aguafuertes sin color, de realizaciones con técnica mixta, de óleos en mayores y menores dimensiones. A veces parecen estrujar personajes, entornos y situaciones del brillante pasado del expositor. Asimismo su figuración de temáticas ambiguas, de hechos con sabor surrealista incluyen citas de ciertos abstractos del pasado. Sin embargo, lo que ahora da auténtico lustre al conjunto lo encontramos en cuatro pinturas ubicadas por el montaje justo al fondo del local. Ellas introducen una atrayente gradación de dimensiones entre sus protagonistas. Probablemente el recurso fue empleado con anterioridad por el pintor, pero esta vez aparece como una definición compositiva de mayor envergadura. Nos referimos, en primer lugar, a "La divina mesa" con su mujer imponente del plano delantero y junto a la perspectiva distorsionada de la vibrante mesa roja con sus delicados utensilios encima. También, a "Café para dos", donde la figura femenina de pelo corto resulta el epicentro del lienzo; a "Juegos y fuegos"; a "Mesa y multitud" que hace de los azules sus ingrediente capital. En todas estas obras el coro humano de vestimenta convencional que las circunda establece el contraste dimensional anotado.
La Sala Chile del Museo Nacional de Bellas Artes acoge a Verónica Büttinghausen. Abarcan sus trabajos, en general agrupados por series argumentales, desde 1993 hasta 2016. Aunque hay fortaleza de trazos y una temática interesante traducida con voluntad de poético intimismo, sus logros aparecen disparejos. Se debe, ante todo, a que el dibujo no alcanza un nivel de eficiencia siempre mantenido. Acaso sea la serie "Troncos" la linealmente más satisfactoria. De sus cortezas de árboles o de sus brotes secos, de sus coloraciones apagadas se desprende un lirismo triste. El grupo de "Taburetes" con soporte de papel y vivos colores contrastados halla en los números 3, 6, 1 y 5 los ejemplares de mayor atractivo. Entre las visiones florales y los utensilios de cocina representados, salvo la linda "Ollita", se sitúan las falencias de dibujo más notorias.
Elevator
Tomás Rodríguez y sus fotografías iluminadas de personas en un espacio estrecho.
Lugar: Galería Artespacio
Fecha: hasta el 18 de junio
Desenterramientos
Cuadros de Martín Daiber como mortajas de tela y yeso
Lugar: Galería XS
Transición
Carolina Sartori
Herbarios bajo una lluvia de partículas quizá florales
Lugar: Galería A.M.S. Marlborough
Fecha: hasta el 25 de julio
Obras recientes
Nuevas escenas con los personajes ambiguos de Cienfuegos
Lugar: Galería Animal
Fecha: hasta el 18 de junio
El objeto souvenir de mi cotidiano
Series pictóricas de Verónica Büttinghausen que postulan el intimismo
Lugar: Museo Nacional de Bellas Arte
Fecha: hasta el 15 de julio