Hiromi Kawakami ha logrado asentar un estilo y una propuesta a través de una serie de novelas que han sido publicadas por Acantilado. El título de la última es muy expresivo de su manera de leer el Japón actual desde las relaciones humanas, íntimas, donde el deseo, el poder de seducción y la ausencia de límites derivados del sentimiento de culpa que predomina en las sociedades de cuño cristiano determinan otra forma de relacionarse. Si se redujera este libro a la trama argumental, podría ser el guion latino de una teleserie para adultos: esposos y amantes, esposas y amantes, triángulos afectivos insólitos. Pero es Japón. Y es Kawakami. Se trata de un tejido de sutilezas que privilegia la ausencia de espectáculo y drama al estilo occidental; lo que hay acá son seres humanos dolidos y dañados, que no saben qué hacer con sus sentimientos y que, por lo mismo, mantienen distintas relaciones según qué prioridades le asignen. Así, Yukio, uno de los protagonistas, no puede decirle a su amante que la quiere, "porque susurrarle palabras de amor a una mujer que no era su pareja oficial le parecía ordinario y ruin". No hay culpa ahí, sino una cuestión de perspectiva: Yukio quiere a su esposa, Lili, que sufre porque ya no está enamorada de él, pero tiene una mejor vida sexual con Haruma; pero Lili tiene una excelente relación sexual con Akira, quien a su vez sufre porque Lili lo hace sufrir.
Hacer sufrir. Por ahí va la trama y por ahí casi se desencadena la tragedia; las historias cruzadas son un caldo de cultivo de problemas. Sin embargo, no se trata aquí de las reclamaciones de fidelidad y exclusividad tan propias de nuestros culebrones. El asunto es harto más profundo y remecedor. Hay una idea de sufrimiento que puede cambiar la mirada. Casi al comienzo de la novela, Lili dice: "Ojalá estuviera enamorada de Yukio. Me entristece no poder sentirme más triste". Y hacia el final, agrega, en circunstancias harto diferentes: "Ya nada puede entristecerme. Soy incapaz de estar triste, y ni siquiera eso me entristece". Por ahí va, sin duda, la clave para entender por qué los personajes de esta novela parecen hojas arrastradas por un huracán, que solo cuando tocan tierra son capaces de tomar decisiones que dan vuelta sus vidas y las vidas de quienes se relacionan con ellos. Que te dé pena no sufrir y que te dé culpa no sufrir, son dos cosas muy diferentes.
Hiromi Kawakami
Acantilado,
Barcelona, 2015.
178 páginas.