Dos niveles cabe distinguir en la obra más reciente del pintor Alfredo Echazarreta. La planta baja de Galería Artespacio nos recibe con amplios formatos que interpretan, visualmente, una de las cumbres de la literatura, la “Divina Comedia”. Tenemos ahí trece de las quince pinturas dedicadas al gran Dante. Ellas permiten advertir cambios favorables en la producción del autor. Se privilegia ahora el dibujo, la armónica relación entre figuras y escenarios, el vigor permanente de la línea, una fortaleza de la composición que nos esperábamos. De esa manera, el cromatismo más unitario define con decisión los escenarios de este mundo fantástico de argumento clásico. Todo ello construido a través de una nueva figuración que sabe aprovechar el manchado informalista. Dentro de las imágenes de esta primera parte, sin embargo, cabría preguntarse, ¿por qué la idealizada Beatrice, digna del Cielo, en manos del expositor se muestra desnuda, por momentos? Leyendo a Alighieri, esto resulta chocante.
Dentro del nivel de calidad pareja del sector, algunas telas destacan. Por ejemplo, la bonita “Travesía dorada”, verdadera apoteosis situada en el centro de la composición; o el tratamiento impecable de la corporeidad pensante, cuya móvil vitalidad emerge sin afectación en “Divina travesía”. Y si de masa humana se trata, su traslado a las puras sombras oscuras, en “Dante y Virgilio”, posee la capacidad de sugerir la densidad de vivientes cuerpos tridimensionales.
Continuando la serie, los dos cuadros restantes —“Travesía con guía” y “Virgilio, Dante y las almas que nadan”— se exponen en el segundo piso de la galería. No obstante, el panorama del resto cambia radicalmente. Pareciera que el menor formato y el año 2016 no favorecen las capacidades del autor. Dominan aquí visiones más toscas, colores empobrecidos, hasta se introducen incorrecciones de dibujo inaceptables: en primer lugar, ese brazo y ese tronco de “Paraíso, un alma que nada II”.También tenemos los no poco escasos cuerpos desnudos, cuya negrura adquiere función de sombra. Baste compararlos con la muy convincente corporeidad de figuras similares, señalada en la primera planta. Pero dentro de esa merma realizadora acaso podrían rescatarse una estampa genuina, “Escena sobre barca”, y el dinamismo de “Carta de viaje”.
Weinrib y Gumucio
Sentido agudo del color, de sus vibraciones y luces, tanto respecto a pigmentos vecinos como a efecto cromático total, ostenta la obra de la californiana Grace Weinrib (1983). Expuesta por el Museo de Artes Visuales, es con razón la triunfadora de la beca AMA 2016. Asimismo ella conquista al espectador. Su temática resulta, además, genuina, variada, donde el intimismo, la finura formal y el poder de rescatar la forma significativa tienen la palabra. De ese modo su serie principal, “La pieza, the piece, the room” (2016), consiste en hondas intervenciones con gouache y ánimo de abstracción a 19 páginas de un pequeño libro, usado y encontrado. Muestran estas hojas habitaciones de una especie de taller de artista visual, donde todavía se mantienen algunos muebles tradicionales. Ya sin vinculación con lo figurativo, el conjunto de 20 volúmenes iguales —la reiteración, acaso, de 20 envases desechados—, aunque ricos en variaciones multicolores, cabría considerarlo una instalación de mesa. Se trata de “Una cosita pal camino” (2014-2016).
Más completamente abstracto, “Olivier” consta de un grupo de pinturas sobre pedazos irregulares de cartón, que siempre respetan el ángulo recto. Entretanto, “My journal” (1990) comprende dibujos coloreados con lápices en la línea del arte infantil, capaces de exhalar cierto lírico encanto. También la autora nos entrega fotografías, varias con intervenciones de color. Rescatan zonas del patio trasero del Londres actual; destaca una, en la cual la intromisión del verde convierte el rincón de una pieza en verdadera herida arquitectónica.
Asimismo, pinturas al óleo de Ignacio Gumucio presenta el MAVI. Resultan ellas recientes y numerosas. Probablemente, el mejor acierto de la exhibición aparece justo al iniciarla. Es que “Estero Amarga Amarga” representa, sin añadidos superfluos, una eclosión hermosa de la naturaleza, capaz también de transfigurar las basuras y la contaminación concurrentes. Algo de eso también hallamos en el panorama florido “Ramo”. Por su parte, “Lamitas” constituye una imagen original. Es que tales trabajos no caen en el abuso de los regulados chorreos verticales de pigmento que, en otros cuadros, operan como cortinas inútiles sobre paisajes y las dispersas escenas con personajes.
DIVINA TRAVESÍA
Sobre todo, la enjundiosa serie sobre Dante.
Lugar: Artespacio,
Fecha: Hasta el 14 de mayo.
YA NADA SERÁ COMO ANTES
Atractiva colorista resulta la joven californiana Grace Weinrib.
Lugar: MAVI,
Fecha: Hasta el 5 de junio.
FALSA MODESTIA
Variados en todo sentido aparecen los cuadros de Ignacio Gumucio.
Lugar: MAVI,
Fecha: Hasta el 29 de mayo.