TVN intenta retomar con "Once comida" una tradición que terminó de golpe en 2011 cuando, tras más de veinte años, decidió sacar "Los Venegas" de su pantalla. La sitcom que protagonizaban Jorge Gajardo y Mónica Carrasco se convirtió en uno de los estandartes de la señal pública de la transición, que apostó por retratar a un país que buscaba rearmar su vida cotidiana a través de la historia de una familia de clase media que vivía apatotada con hijos y abuela en una casa en La Florida.
"Once comida" sigue la misma línea. Busca retratar a la nueva familia chilena a través de la historia de Myriam (Katty Kowaleczko) y Rodolfo (Patricio Torres), matrimonio separado y con hijos adolescentes, que se ven obligados a vivir juntos porque los $90 mil de pensión vitalicia de él simplemente no les alcanzan.
Tal como en "Los Venegas", los aciertos están dados por el esfuerzo de integrar las noticias del día a los libretos, en busca de la identificación y empatía. En los primeros capítulos se habló de las inundaciones en Santiago, de los tacos por los funerales de Patricio Aylwin y de la reforma constitucional. Claro que a veces la contingencia confundió la historia, como cuando se habló de las inundaciones en el capítulo de la graduación del hijo mayor. Claramente, nadie se gradúa en el mes de abril (en que se situó la historia), ni tampoco son comunes las inundaciones en diciembre en este país, tiempo real del fin de ciclo en los colegios.
Pato Torres, tras años en "Teatro en CHV", es el hombre fuerte del programa. Sabe manejar los ritmos de un espacio en vivo y del humor televisivo. Katty Kowaleczko, por su parte, busca despegarse de su personaje de Nancy de "Los 80" en su rol de madre que trabaja en un call center , pero lo consigue a ratos. Y los actores Valentina Acuña y Diego Boggioni, que interpretan a los hijos, muestran nervios y ciertos problemas de modulación, pero logran pasar la prueba.
Con todo, el rating le fue bastante esquivo a la sitcom en su primera semana -partió con más de 5 puntos y terminó con 3,3- demostrando que el trabajo que tiene que hacer TVN para reencantar a los chilenos es generar un proyecto global y con una identidad clara. Bien por el esfuerzo de hacer un programa de media hora que busque retratar a los chilenos pero que, lamentablemente, no tiene gran visibilidad escondido entre una teleserie española ("El secreto del puente viejo"), una brasileña ("Moisés") y otra griega ("Brusko").