Si queremos introducirnos en el pasado de un país limítrofe de vieja cultura, la Corporación Cultural de Las Condes nos proporciona escenario. Y la empresa se lleva a cabo a través de un gran fotógrafo. Él nos proporciona un vasto fresco en blanco y negro del Perú profundo. Son visiones entre los años 20 y los inicios de los cuarenta, captados por Martín Chambi (1891-1973). Constituye una oportunidad que no podemos dejar escapar. Desde el primer momento se impone la composición, con encuadres de un equilibrio perfecto -"Cosecha de papas en el Cusco", por ejemplo-, y sobre todo gracias al tratamiento extraordinario de la luz. De esta obtiene el artista un particular fulgor, capaz de realzar con naturalidad los volúmenes y comunicando sorprendente presencia física a sus personajes. Anotemos así, entre muchos otros, el grupo de marineros navegando en el Titicaca o la banda del cusqueño colegio en el Convento de La Merced -¡qué marco arquitectónico más suntuoso el del entorno-. También destacan las monumentales visiones de multitudes: "Corpus Christi", "Acampada de militares", "Cosecha del té", "Feria campesina". La vieja ciudad del Cusco constituye el teatro principal de los rescates de Chambi. Allí nos sitúa directamente en un ayer bien localizado y preciso. Tenemos construcciones como un balcón corrido abierto a la calle o como el incásico "Callejón de Loreto" que, sin turista alguno, luce la sensualidad fría de sus hiladas perfectas de piedra.
En cuanto a las escenas costumbristas -"Chicha y sapo", especialmente-, nos sentimos pasmados integrantes de ellas. Si el fotógrafo retrata sobre todo la dignidad mestiza del pueblo, con sus raíces indígenas a la vista, tampoco faltan la naciente clase media y los inmigrantes. Placas obtenidas en su taller resultan, aparte de su propia familia, algunos personajes destacados de la ciudad. Entre estos, "Matrimonio por conveniencia" no solo resuma una técnica extraordinaria, sino que brilla por su ironía punzante. De ese modo, la vida colectiva e individual de entonces en la ex capital del imperio inca es conservada para la posteridad. Tres fotografías de la más sólida factura, captadas en su viaje a Chile, completan este conjunto de 90 testimonios, reveladores profundos del Perú pretérito. También se exhibe una colección de las máquinas fotográficas que utilizó el artista.
Al mismo tiempo, el Centro Cultural de Las Condes exhibe cerámicas de Tere Marín. Se ordenan tres grupos. Uno presenta combinaciones armoniosas de gres oscuro y alba porcelana. Concretan bloques redondos que, fina y rítmicamente, se abren con elegancia en curvas sucesivas que terminan y finalizan en sí mismas. Una pieza en espiral y apariencia de caracol se acerca a lo reconocible. Los integrantes del segundo tipo, de masa más fragosa, dejan un vacío dentro, adquiriendo cierta movilidad cósmica. Por último, una serie nada más que en porcelana presenta figurativos platos provistos de alimentos fantasiosos y de ánimo no lejano a otras cultoras nacionales actuales de idéntico material.
Claudia Hidalgo en D21
Lo mismo que en su muestra anterior en la CCU, la pintora Claudia Hidalgo vuelve a optar por las dimensiones extensas. Productos del aplastamiento intenso del pigmento extendido sobre el suelo, en el primer espacio de Galería D21 ellas se vuelcan en un políptico y tres telas. Hasta llegan a definir una especie de pintura continua, que circunda al espectador. Si bien desprovistas de color, les basta blanco, negro y grises para ofrecer un variado desarrollo, donde la herencia de la abstracción informalista vuelve a cuajar con sentido individual y ahora sin rastros de figura. Acaso, de nuevo, el ejemplo de Pollock sea el más importante. De trazos gruesos y que parecieran exceder los límites del cuadro, dejan ver estas pinturas una excepción: al lienzo situado en el rincón del recinto, las anchas tiras negras superpuestas frenan la fluidez de su desarrollo visual. En la segunda sala y asimismo en gran formato, asoman presencias ya de color azul, ya multicolores; acá la adición de pedazos de tela pegados se halla muchísimo mejor resuelta. Se ofrece dos trabajos: el con mucho color y de dimensiones algo menores interpreta a Pollock sin sus ricas transparencias; resulta, por lo tanto, más plana. En cambio, la mayor demuestra una personalidad y un vigor genuinos, imponiéndose por sobre el resto de lo mostrado.
LA LUZ DE LA TIERRA
Fotografías de Martín Chambi que rescatan admirablemente el Perú pretérito.
Maríntimo
Atractivas cerámicas y porcelanas de Tere Marín.
Lugar: Corporación Cultural de Las Condes.
Fecha: Hasta el 5 de junio.
Autómata
Pinturas de Claudia Hidalgo que desarrollan postulados informalistas.
Lugar: Galería D21.
Fecha: Hasta el 5 de mayo.