Para nadie es una sorpresa que la globalización ha tenido una gran influencia en la gastronomía. Desde hace un par de décadas, Chile empezó a colorear su panorama culinario con especialidades de los más remotos lugares del planeta. Desde Vietnam, Cuba, Estados Unidos, Pakistán y Tailandia, hasta la verdadera invasión del sabor peruano que llenó de restaurantes todo el país. Se sumaban así a las cocinas española, francesa, alemana y croata, entre las de otros emigrantes que habían llegado hace ya tiempo al país, influenciando la forma de comer.
Pero dentro de los nuevos descubrimientos, estas son dos joyitas:
comidaboliviana.cl y
stgowarung.com. La primera lleva ya unos cuantos años y es el sueño de un boliviano avecindado en Santiago, quien hace las empanadas salteñas más increíbles que se hayan visto. Masa fina que envuelve carne, papas, arvejas y un caldo preparado con verduras, cerradas por arriba. Deliciosas. Aunque parezca raro esto de papas y arvejas, hay que probarlas. También ofrece la tradicional sopa de maní, espolvoreada de papas hilo, que tanto gusta a los compatriotas de Evo, y otra serie de platos como el picante con chuño y el chicharrón de pollo o cerdo, picante de lengua o fricasé. La página web no tiene desperdicio, pues allí sale el creador, Carlos Cossio, alias Beto Chapaco, nacido en Tarija, explicando su sueño de traer su sazón culinaria a Chile. Con casi dos décadas de residencia, Carlos hace personalmente el delivery mientras sueña con un restaurante propio. Puro cariño por la comida.
Lo mismo que otros jóvenes que -luego de vivir en el sudeste asiático- se decidieron a emprender, claro que harto más informalmente, al menos por ahora. Santiago Warung -expresión indonesia para referirse a pequeños restaurantes familiares- ofrece comida de India y Asia. Pocos platos, pero muy bien logrados. En su página web está la descripción de cada preparación, con algunos vegetarianos y veganos, y el infaltable
pad thai. Les ha costado partir y, al más puro estilo de las grandes capitales, se han puesto en calles y parques con su oferta que, tarde o temprano, deben abandonar ante la "sugerencia" de inspectores o carabineros. Muy recomendables.