La cocina de "MasterChef" se vistió de colores, e incluso instaló un pequeño y acogedor living para recibir la noche del domingo a los participantes de "Junior MasterChef". En total, 34 niños y niñas de entre 8 y 13 años que en el primer capítulo enfrentaron la prueba de rigor del formato: preparar un plato capaz de sorprender al jurado para llevarse la ansiada "cuchara de palo", una especie de trofeo que acredita a un competidor oficial.
En el primer capítulo, de más de una hora y media de duración, esa primera y esperada prueba llegó, al menos, 10 minutos después del inicio. Para la partida, el equipo de Sergio Nakasone optó por una presentación tan extensa y reiterativa que invitaba al zapping y que mostraba a los niños una y otra vez irrumpiendo en el canal, metiéndose en programas como "Bailando" y "Teletrece", y codeándose con los rostros.
Tras esos primeros minutos absolutamente editables comenzó a perfilarse, y de muy buena manera, "Junior MasterChef". La primera sorpresa llegó precisamente con la prueba de selección, donde los competidores demostraron un muy buen nivel culinario y se lucieron con preparaciones como lomo liso grillado, cancato de salmón, gazpacho y trilogía de ceviches.
El casting es una de las grandes fortalezas del programa, ya que todos los niños derrocharon encanto. Destacaron, eso sí, una pareja de gemelos que, en un acto de inusual ternura televisiva, se abrazaron y lloraron a mares tras quedar seleccionados: Valentina, una niña de 9 años de gran desplante que no paraba de repetir que ya se sentía famosa y que podía morir tranquila, y Vicente, un pequeño hiperactivo que montó los mejores platos y llegó con toda su familia desde La Florida. Este último dato vale porque al menos la primera muestra de seleccionados del programa careció de transversalidad: la mayoría de los niños provenía del sector oriente de la capital, quizás como una confirmación de que los recursos son decisivos en la formación de niños con mayor conocimiento y personalidad, el perfil que busca el programa.
Un último elemento fuerza del espacio es que consiguió mostrar nuevas facetas de sus rostros habituales. Diana Bolocco, la animadora que en la versión adulta pareciera estar por estar, acá le sacó partido a su espontaneidad demostrando verdadera química con los pequeños. Cristopher Carpentier, Ennio Carota y el francés Yann Yvin también supieron meterse en el juego, ayudaron y se emocionaron con los niños. Claro que este último cambio pareció no convencer del todo a televidentes habituados a los juicios rudos: el capítulo debut del programa marcó 11, 4 puntos, cinco menos que la versión adulta.