La idea ecológica de cordillera, del cielo que la cubre y, entre ambos, de su morador más emblemático, el cóndor, atraviesa la exhibición entera de Fernando Prats, en Galería Patricia Ready. Como es costumbre del expositor, en 2015 vuelve a privilegiar la búsqueda de lo monumental, de los desarrollos grandiosos a través de una visión de algún modo cartográfica del paisaje. Sin embargo, esta vez, las dimensiones extensas resultan indirectamente proporcionales a la calidad. Así, en la copiosa serie de 36 láminas que nos habla de aletazos del cóndor, de saliva, aire y poesía, las formas carecen de la significación suficiente como para justificar el gran tamaño de cada soporte; eso quita ganas de investigar aquellas hojas ocasionales escondidas debajo de sus compañeras. De dimensiones un poco menores, las tres hojas de la serie "Pintura de aire" ya comienza a dejar ver esa distorsión entre porte y atractivo. Muchísimo más valedero nos parece el resto de lo ofrecido. Desde luego está el grupo de 26 dibujos de menor porte. Bien diferenciados entre sí, recogen ecos del Beuys lineal -figura humana y sugerencias corpóreas-, de sus pizarras con textos y asomos de signos. Asimismo encontramos aquí visiones genuinas, sintéticas, de paisaje. Entretanto, una visceralidad peculiar lo impregna todo.
Un formato algo mayor ocupa el políptico fotográfico "Serie Mapa mudo de los Andes". Sus cinco porciones, cada una dividida en seis, están intensamente intervenidas, también con óleo, aire y humo. A los constantes grises, negro y elocuente blanco se añade apenas azul de Prusia, definiendo atisbos paisajistas, densos, carcomidos y dotados de la corporeidad intensa que se observa en la agrupación anterior. Salvo su título de "Cordillera dentada", una obra que se aleja por completo del argumento de la exposición y que consiste en la transfiguración encantadora, hermosa y llena de humor de un objeto vergonzoso. Se trata de la placa dental vaciada en bronce y con baño de oro, que brilla insolente en medio de la seriedad de la sala principal de la galería.
Otro trabajo que conforma un desarrollo muy bien logrado ocupa otros dos recintos. Parte con el video excelente de una acción de arte: de noche y a los pies de la cordillera la inicia el autor, colocando textos poéticos de escritores nacionales bajo el cadáver de una res. La continúa el rito natural de decenas de cóndores hambrientos, en medio de una naturaleza nubosa de comienzos de primavera. Aquellas hojas manchadas de sangre seca, trasladadas a la sala alta, constituyen una especie de mausoleo con lápidas sepulcrales. Se suma ahí un azuloso video de los Andes convertidos en la travesía del cuerpo simétrico de un ser extraño.
Ejercicios luminosos en el desierto
De nuevo estudios de luminosidad integran parte de la exposición de Benjamín Ossa, en Galería Artespacio. Entre ellos encontramos un desarrollo de 24 placas fotográficas, que registran el cielo atacameño durante cada una de las horas de una fecha determinada. Al parecer, la plena y negra oscuridad ocurre a la 3:00 horas, mientras a las 13:00 domina la claridad del blanco. Entretanto, dos polípticos -doce porciones, respectivamente con el amanecer y el atardecer- recogen geométricamente, ahora bajo el completo operar del autor y a través de impresiones sobre aluminio, líneas plateadas y campos grises claros, azules que definen composiciones diferentes. Una apreciable frialdad de rango tecnológico se manifiesta dentro de la totalidad de este sector de la exhibición, en absoluto falto de interés.
En el piso bajo de la galería hay más calidez expresiva. El expositor opta por volúmenes, orientando su producción hacia otro norte. Son once láminas de plástico rojo que, mediante alta temperatura, responden a su propia corporeidad. Así, por medio de una acción gestual adapta el material a su anatomía global. Aquí las ondulaciones espontáneas producidas se vuelven decisivas. Se trata, entonces, de un vaciado al revés, donde el molde se convierte en protagonista definitivo. Dispuestas colgando desde el techo, aunque no ocultan su relación con vestimenta humana, adquieren cierta apariencia misteriosa, fantasmal, que cabría vincular con el surrealismo figurativo. Fotografías en blanco y negro nos ilustran con precisión los distintos momentos en que lleva a cabo la ejecución de cada obra.
"CARNAZA DE LA POESÍA"
La obra variada de Fernando Prats en 2015
Lugar: Galería Patricia Ready
Fecha: Hasta el 22 de abril
"NO HAY FORMA DE PERDER EL TIEMPO"
Los cambios de luz en el desierto y volúmenes rojos
Lugar: Galería Artespacio
Fecha: Hasta el 9 de abril