Como sugiere su título, los cuentos que Marco Antonio de la Parra ha recogido en este volumen nos enfrentan a lo que está más allá de las percepciones que cómodamente llamamos realidad o, de manera simple, vida. En ellos se despliegan imágenes del resto, de lo otro, de lo posible y quizás más verdadero. Son relatos cuyas historias desmenuzan y destruyen lo establecido, lo que ha llegado hasta nosotros configurado por el pensamiento binario moderno que, además, nos tranquilizaba con la aparente solidez de sus instituciones. Los personajes de
El resto de la vida han sufrido consecutivos fracasos matrimoniales; la mayoría son solitarios incapaces de establecer relaciones sentimentales y a veces la atracción incestuosa se muestra en la base de sus comportamientos. La percepción racional y organizada del mundo se convierte así en el principal enemigo de cada historia. Para destruirlo, De la Parra presenta las posibilidades, los vaivenes y las fracturas de las imágenes que los ojos ven o que la memoria recuerda, cree recordar o reconvierte. El descrédito, la desconfianza, la indecisión o la interrogación acerca de los fundamentos de lo verdadero es la perspectiva común en varios cuentos del volumen. Los motivos que desarrollan exhiben asimismo un propósito compartido: provocar la duda acerca de la solidez y del lugar de la verdad en la sociedad, en la vida que nos rodea.
Cada cuento asalta a la realidad de manera diferente. Citaré solo algunos ejemplos. "Bajo la lluvia", el relato inicial del volumen, reinterpreta los motivos del doble y de las ruinas circulares característicos de las historias maravillosas. Desde el interior de su auto, un individuo ve a otro hombre idéntico a él saliendo de un edificio de departamentos en Américo Vespucio. Después de una serie de enigmáticos episodios consigue ocupar su lugar, solo para descubrir que es un eslabón de una extraña cadena de relevos y substituciones. Pero una serie de pistas provoca la duda del lector acerca de la verdad descubierta por el personaje, alejando así al relato de lo maravilloso para inscribirlo en lo fantástico, género de la indecisión por excelencia. El narrador de "Pequeña novela gótica" afirma que la realidad de la fantasía "puede ser mucho más bella" que la de los acontecimientos vividos y, por lo mismo, suplantarla. El motivo reaparece en "El auténtico Moreno Valdés" y "El escritor de verdad", referido en el primer caso a la relación entre literatura y vida y entre historia oculta (verdadera) e historia pública (falsa) en el segundo. Las contradicciones entre la memoria y lo recordado constituyen la situación central de la historia de "(Nunca se publicaron) Las obras completas de Norton Jaramillo" y reaparecen en uno de los relatos más interesantes del conjunto: "El alguacil", donde un episodio de ambiente criollista es transformado en una oscura y confusa historia de sangre, pasión y muerte ocurrida en 1933 en la zona del río Biobío.
El efecto de incertidumbre y liquidez -para usar un término de Zygmunt Bauman- que presentan los mundos imaginarios de este volumen se produce sobre todo debido a la memoria imprecisa que exhibe la mayoría de las voces narrativas. El dominante carácter dramático del cuento "Trabajo sucio" o la representación fantástica que se produce en "Bajo la lluvia" obedece a que sus narradores son los únicos que dominan su discurso; el resto manifiesta por lo general una memoria fragmentaria e insuficiente que reconocen como la causa de las dudas, vacilaciones y vacíos que dejan al narrar. Varios de ellos relatan lo que han escuchado de otras fuentes, a veces poco fidedignas, o reproducen lo que encuentran en dispersos testimonios escritos. Incluso el discurso de los narradores más seguros de sí mismos exhibe con frecuencia un debilitamiento del carácter asertivo de sus afirmaciones. Pero a la postre, "si esta historia es verdadera, poco importa", afirma uno de ellos, resumiendo la naturaleza ficticia de estos bien trabajados e interesantes relatos.
Los cuentos de este volumen nos enfrentan a lo que está más allá de las percepciones que cómodamente llamamos realidad o, de manera simple, vida.