A. von Baer y P. Valenzuela

No era la primera vez que en el Festival de Viña del Mar se aludía críticamente, en una rutina humorística, a la clase política. El año pasado, incluso, justo cuando estallaron las investigaciones de financiamiento irregular de campañas políticas, se dio esa situación.

Este año no fue la excepción: la noche del lunes pasado el humorista chileno Edo Caroe -en cerca de 75 minutos- se refirió duramente a catorce figuras políticas, entre ellos ex autoridades, parlamentarios y ministros de Estado.

Al respecto, ayer, diversos dirigentes políticos manifestaron su preocupación por la repetitiva crítica a la política y la siguiente recepción positiva del público en el Festival, que en varias ocasiones respondió con aplausos a los chistes y pifias cuando se mencionaba a alguna autoridad...

"El Festival de Viña del Mar es un termómetro y el descrédito que ha tenido la política es natural que de pie al humor y las tallas, y a profundizar la crítica. Pero naturalmente hay límites", dijo el diputado socialista Juan Luis Castro.

"El humor político ha existido y debe seguir existiendo -continuó el parlamentario- y la imagen de la clase política es mala. No hemos sido capaces de reestablecer la credibilidad mínima para que haya respeto de la ciudadanía. Y nos preocupa y debemos hacernos cargo de esa situación".

Malestar social

El diputado y vicepresidente de la DC, Matías Walker, por su parte, destacó que en el país hay libertad para las expresiones artísticas y señaló que la sociedad, a través del humor, canaliza su apreciación del poder.

Sin embargo, comentó que algunos chistes fueron de "mal gusto".

En esa línea, el vicepresidente DC añadió que se deben hacer todos los esfuerzos posibles por mejorar la imagen de la actividad política.

Específicamente, el parlamentario se refirió a la broma sobre la diputada comunista Camila Vallejo. "El chiste respecto a Camila no lo encontré para nada divertido. Eso ya no contenía ni una crítica política ni una crítica social, era sexismo puro", expresó.

En todo caso, las bromas hacia la parlamentaria comunista habían levantado críticas desde la mañana en redes sociales.

En su cuenta de Twitter, la secretaria de las Juventudes Comunistas, Catalina Salazar, escribió que Edo Caroe era "machista, sexista, ordinario y facho" y que lo "repudiaba por insulto que hizo contra la diputada Vallejo".

Para otro parlamentario DC, Gabriel Silber, la rutina humorística dio cuenta del malestar social de los ciudadanos.

"Desde la política debemos recoger el guante; la gente debe percibir que hay genuina voluntad de cambiar y que en 2015 hubo un punto de inflexión. Ahí no estamos comunicando bien", dijo el diputado.

Posición de ministra Delpiano

En el Gobierno, en tanto, comentaron que se trata de una rutina artística de humor y que se da en un contexto democrático donde existe libertad de expresión.

La ministra de Educación, Adriana Delpiano, fue consultada ayer también por la rutina humorística. La secretaria de Estado destacó la "libertad de expresión" y dijo que "el país entero tiene que hacer un esfuerzo de valorar, de no generalizar situaciones respecto de las instituciones".

Desde Chile Vamos, en tanto, el secretario general de RN, Mario Desbordes, aseguró que la rutina de humor "empatiza" con la gente y eso debe venir a "reforzar" el llamado a las figuras políticas para mejorar la imagen del sector.

"Esto constata lo que viene pasando hace más de un año, la mala evaluación de la política y de quienes estamos en política. Eso es algo que nos tiene que preocupar mucho", puntualizó.

Uno de los vicepresidentes de la UDI, David Sandoval, por su parte, dijo que se deben hacer cargo "seriamente" del desprestigio de la política. "Las lecciones que hemos dado en nuestro actuar en el último tiempo han dejado mucho que desear. Si no logramos mejorar nuestra imagen, le haremos un flaco favor a toda la institucionalidad", dijo el diputado. Y añadió que algunas figuras deben mejorar sus "conductas personales".