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Editorial
Miércoles 24 de febrero de 2016
Dengue en Isla de Pascua
Si bien no se trata de una enfermedad grave, puede llegar a serlo en algunos casos más bien raros, pero al tratarse de un inconveniente que afecta a un territorio de enormes atractivos turísticos, puede constituir una señal de alarma entre quienes piensan visitar la isla y potencialmente podría llegar a afectar su principal industria...
Un nuevo brote de dengue ha aparecido en la Isla de Pascua, afectando a 16 personas, todas ellas residentes de esa localidad. Si bien no se trata de una enfermedad grave, puede llegar a serlo en algunos casos más bien raros, pero al tratarse de un inconveniente que afecta a un territorio de enormes atractivos turísticos, puede constituir una señal de alarma entre quienes piensan visitar la isla y potencialmente podría llegar a afectar su principal industria.
El dengue es una enfermedad causada por un virus que se transmite por un mosquito que pica a una persona enferma. El mosquito no se ve afectado por el virus y lo sigue transmitiendo a lo largo de todo su ciclo de vida. La persona, entre 3 y 14 días después de ser inoculada por el mosquito transmisor, presenta síntomas de carácter general, tales como fiebre, vómitos, dolores de cabeza y musculares, pero también un rash cutáneo característico que permite hacer el diagnóstico. Al cabo de unos pocos días, la persona se recupera y queda con un cierto grado de inmunidad. Los estudios para crear una vacuna están muy avanzados y pronto estará disponible en algunos países, pero sus resultados no han sido tan alentadores como en otros casos. De modo que tanto en Rapa Nui como en otros territorios afectados por el dengue no tendrán más remedio que poner en práctica ciertas normas de higiene ambiental.
El virus dengue llegó junto con el mosquito Aedes a nuestro país el año 2000 y desde entonces ha habido varios pequeños brotes de la enfermedad. El año 2002 hubo 636 casos y en los demás solo una veintena, como parece serlo esta vez. El cambio climático no augura buenas perspectivas de control, puesto que los mosquitos encontrarán un ambiente cada vez más propicio para su reproducción. Por otra parte, las restricciones ambientales que imperan hoy impiden un exterminio más radical del insecto.
No obstante, la vigilancia podría hacer mucho más. Desde luego, el tratamiento de la basura en la isla dista de ser el apropiado, en especial si se considera la fragilidad ecológica de ese territorio. La cantidad de larvas del mosquito Aedes ha sobrepasado el límite de lo aceptable, al parecer, sin que nadie tomara medidas o lo advirtiera. Igualmente grave ha sido la determinación del Ministerio de Salud el año 2014 de catalogar como producto farmacéutico al repelente que logra impedir las picadas del insecto, pues eso obliga a su registro sanitario, y el trámite más los costos asociados hicieron que los laboratorios privados se desinteresaran en traerlo al país. En todos los demás países es considerado un producto cosmético que tiene trámites más sencillos, pero aquí se obligó a retirarlo del comercio y ahora, mediante una resolución excepcional, se admite su internación.
Las actitudes de las autoridades sanitarias revelan la poca importancia que le han dado al dengue y, en general, al territorio Rapa Nui. Si los problemas se presentaran en el continente, posiblemente la reacción habría sido diferente, pues sería inadmisible para la opinión pública sufrir por una enfermedad cuya prevención hasta ahora no parece tan difícil de lograr.