Centenares de migrantes, narcotraficantes y contrabandistas traspasan diaria y libremente la frontera por pasos no habilitados. Mientras tanto, miles de transeúntes, por vías autorizadas, sufren de la muralla burocrática entre Chile y los países vecinos.
En el paso Cardenal Samoré -entre Osorno y Villa La Angostura, en Argentina- los trámites fronterizos pueden tardar cinco horas durante el verano.
A patéticos carteles de bienvenida, siguen filas de centenares de automóviles, buses y camiones, detenidos. A sus pasajeros no les queda otra que esperar resignados. Muchos desisten del viaje y regresan a sus orígenes, maldiciendo el turismo aduanero.
El explosivo aumento en la contratación de empleados públicos se nota que aquí no se destina al servicio público, sino que a fines políticos. Escasos funcionarios, de cuatro reparticiones -Carabineros, Investigaciones, Aduanas y SAG-, atienden en precarias instalaciones luego de un incendio, hace más de tres años. Los obligan a defender parcelas de poderes con formularios y trámites absurdos. Luego sentenciarán con anacrónicos timbres, hasta conceder los permisos transfronterizos: irracionalidad burocrática.
No se entiende por qué hay que llenar formularios para identificarse, cuando, a la vez, se debe exhibir personalmente la cédula de identidad, que es registrada computacionalmente por la policía civil. Es que no creen en la digitalización, insisten en respaldos documentarios que luego serán basura.
Tampoco resulta comprensible que ese mismo funcionario no revise simultáneamente los antecedentes del medio de transporte, que bien podría verificar computacionalmente. Hay que trasladarse a otra larga fila, ante un aduanero. Bastaría con un solo trámite para comprobar los antecedentes de la identidad personal y del vehículo, válido en las dos aduanas.
Por celo excesivo, torpeza o inoperancia, los funcionarios de ambos países obligan a repetir el trámite identificatorio, que podrían omitir si compartieran los antecedentes y confiaran en la revisión de su contraparte.
Extraño resulta que la Policía de Investigaciones distraiga a centenares de sus integrantes en funciones de identificación, ajenas a sus labores de combatir la criminalidad.
Por último, a diferencia de lo que ocurre en los aeropuertos, la revisión de los equipajes no es selectiva y no hay indicaciones de trámites expeditos para discapacitados y mujeres embarazadas.
La ineptitud de sucesivos gobiernos ha impedido materializar los acuerdos más elementales para promover la integración y el turismo vecinal. Por el contrario, aumentan la burocracia y la pérdida de tiempo de sus ciudadanos. Es tiempo de modernizar los procesos migratorios y de crear un servicio especializado, como existe en los países desarrollados.
La ineptitud de sucesivos gobiernos ha impedido materializar acuerdos elementales para la integración y el turismo.