Está comprobado por múltiples estudios que la resiliencia se forma en una combinación de factores personales y contextuales, jugando la familia y el entorno un rol muy importante.
Son resilientes las personas que se mantienen saludables en contextos de adversidad. Para desarrollarla se requieren dos factores fundamentales: que nos podamos caer y levantarnos, y que alguien confíe en nosotros para dejarnos caer con la seguridad de que podremos levantarnos.
Los padres de hoy no confían, tienen miedo, tratan de hacer felices a sus hijos para no verlos sufrir, no les permiten caer, les ponen algodones en las caídas. El miedo es una mezcla de sentirse culpables si los niños se caen y no se previene la caída, y de sentir que serán juzgados en función de los resultados. O sea, hijos con problemas, padres abandonadores o culpables.
Esto es grave. Porque querer y apoyar a los hijos, intentar vínculos sanos, cuidar sin sobreproteger, enseñarles cómo es la vida en términos de las frustraciones constantes que ella nos trae, no es igual a defenderlos de la vida.
Solo se levanta el que se cae. Y así se aprende. Hay que tener el valor para caerse y el mismo valor también para levantarse. Hay que crear musculatura en la infancia y adolescencia para los problemas de la vida adulta. Antes, los padres hacían eso con sus hijos hombres, hoy les dan en el gusto. Y a las mujeres se les obligaba a cumplir roles femeninos desde muy pequeñas,.
El abandono es la inversa de la confianza. ¿Por qué entonces sienten los padres que si dejan caer a los niños los hacen sentirse abandonados? ¿Pensaron esos padres en el orgullo y la satisfacción del niño que se para solo? Seguramente no. Porque los padres quisiéramos una vida sin sufrimiento para nuestros hijos. Normal. Pero es que la vida es con sufrimiento. Y es probable que el peor de los sufrimientos sea ver que un hijo fracasa porque no tiene fuerza para levantarse.
Mucho amor. Sí. Los hijos necesitan mucho amor, así se aprende a querer. Pero también mucha confianza. Lo preocupante es que los padres modernos creen que tienen el control sobre la vida. Y nunca es así.
El concepto de resiliencia aplicado a las habilidades para la vida no es una moda. Es una reacción ante la creciente falta de resiliencia de los jóvenes en el mundo. Quieren muchos de ellos inventar una vida sin dolor, y para ello el alcohol y las drogas son perfectos.
Los padres están para abrazar, no para pavimentar. ya