El rector Carlos Peña me pide explicaciones y se las daré. Insisto que lo que se discute en el Congreso es el aborto libre que se sustenta en el supuesto derecho que tiene la mujer de decidir respecto de si sigue o no adelante con un embarazo. Si las dos primeras causales, embarazo complejo que pone en riesgo la salud o la vida de la madre y el hecho que el hijo venga con una malformación, fueran consideradas un tema médico, este proyecto de ley estaría siendo llevado adelante por el Ministerio de Salud. Sin embargo lo lleva adelante el Servicio Nacional de la Mujer. En relación con la tercera causal, aborto en caso de violación, que el hijo venga sano o enfermo da absolutamente lo mismo. En el proyecto lo que importa es el hecho de que la madre no quiere a ese hijo y aquello basta para que el Estado ponga todo a su disposición para abortarlo. Llega hasta tal punto el poco interés por la justicia que el violador podría no ser denunciado, pero el hijo, fruto de este criminal acto, puede ser eliminado. Menos mal que hay voces disidentes en ese punto en el Congreso.
El texto en el Congreso es generoso a la hora de hablar de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer -el aborto forma parte de esos derechos-, pero es avaro al hablar del derecho que tiene el hijo a que se le respete su vida. Es generoso en citar textos de varios organismos internacionales que promueven el derecho a decidir de la mujer y el derecho a un "aborto seguro", pero es avaro en citar textos de los organismos que invitan a proteger la vida del que está por nacer.
Respecto de la indefensión del hijo en esas circunstancias, ni una palabra. El texto se basa en la definición de la OMS de salud, considerada un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, por lo que, según muchos, todo embarazo que impida ese estado completo de bienestar sería una enfermedad y por lo tanto todo aborto sería "terapéutico".
El proyecto es rápido en darle a la mujer la posibilidad de abortar; sin embargo, es lento a la hora de ofrecer apoyo integral para que saque adelante el embarazo. En relación con la causal de aborto por malformaciones congénitas incompatibles con la vida, hace caso omiso de los avances de la medicina en dichos casos y caso omiso de que se trata de un ser humano, como nosotros, gravemente enfermo, que requiere cuidados y atención y no que se le elimine. Por lo demás muchos de quienes promueven este proyecto están a favor del aborto libre y muchos han sostenido que este proyecto, que brilla por su ambigüedad, es el primer paso. Además, en muchos países del mundo se comenzaron dando estos casos, dramáticos por cierto, para generar en la opinión pública simpatía respecto de él y terminaron con el aborto libre, incluso en menores de edad y sin siquiera que se enteraran sus padres. En Chile, con este proyecto, una niña de menos de 18 años no podrá comprar una cajetilla de cigarros, no podrá salir del país sin el consentimiento de su padre, no podrá comprar una cerveza, no podrá enajenar sus bienes, pero podrá, sin el conocimiento y consentimiento de sus padres, decir que la violentaron y terminar con la vida de un inocente. El tema sigue siendo uno y el mismo: la Constitución de Chile, el Código Civil y Sanitario, que protege la vida del que está por nacer, y los dictados de la ciencia, son menos relevantes que el derecho a decidir de una mujer respecto de su hijo al interior de su vientre. Olvidando que es un ser humano y merece que su vida sea incondicionalmente respetada. Por último, el dilema de la vida de la madre o la del hijo es falso. El médico debe cuidar ambas vidas, está ante dos pacientes, y por tanto, jamás realizar un acto occisivo respecto de ninguno de ellos. Si alguno o ambos mueren en virtud de un tratamiento médico, no es por acción humana alguna, sino solo el recuerdo de que somos mortales.
Respecto de la segunda explicación que me pide don Carlos, también se la doy. No hay que confundir lo supererogatorio, es decir, la acción buena que excede a lo estrictamente obligatorio, y lo heroico, es decir, la acción muy difícil y meritoria, que puede ser a veces una obligación. En este tipo de obligaciones heroicas está la de abstenerse de matar deliberadamente a un ser humano inocente. Esta abstención, aun ante presiones fuertes o consecuencias malas graves, es siempre obligatoria moralmente. Los seres humanos estamos obligados a hacer el bien posible, pero estamos siempre obligados a no dañar. El aborto es dañar.
+Fernando Chomali
Arzobispo de Concepción