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Cartas
Jueves 11 de febrero de 2016
Santas y heroínas
Ver las largas filas que hacen las madres en las cárceles para visitar a sus hijos presos para demostrarles su afecto a pesar del delito cometido; verlas temprano en la mañana yendo a trabajar por salarios miserables para darles de comer a sus hijos; verlas sacarse el pan de la boca para que estudien, me hace pensar que las mujeres en Chile son santas y heroínas.
Estoy cierto que una mujer al ver a su hijo ahogándose en la playa hará todos los esfuerzos para salvarlo, arriesgando su propia vida. No se preguntará si es o no obligatorio, si es debido o no debido, sencillamente lo hará. Y lo hará porque es su hijo. Y punto. Y si no lo hace, la misma sociedad le recordará que actuó muy mal y, si lo hace, incluso dando la vida, será la misma sociedad la que nos la pondrá de ejemplo a seguir. Estoy seguro de que todos aquellos que están a favor del aborto, es decir, la eliminación deliberada de un ser humano en el seno materno, darían su vida por salvar a su hijo ya fuera del vientre materno que corre grave peligro, sea este sano o enfermo. ¿Por qué acontece eso? Porque le dan más valor a un ser humano fuera del vientre materno que dentro de él. Y como le dan más valor al hijo fuera del vientre que dentro, cuando está fuera no puede decidir si su hijo vive o no; cuando está dentro, puede decidir. Esa es toda la discusión que se lleva adelante en el Congreso. Arbitrariedad pura.
La ciencia nos confirma que fuera o dentro del útero materno estamos en presencia del mismo ser humano que se desarrolla en el espacio y el tiempo de manera gradual, continua y sin saltos cualitativos tales que podrían alterar su identidad y condición de ser, distinto de la nada, y humano, distinto a cualquier otra especie del planeta. Cuando una mujer está embarazada, dice lisa y llanamente: estoy esperando a un hijo.
Negar este principio es de orden ideológico y postula que el derecho de la madre a decidir si sigue o no un embarazo es superior al derecho que tiene su hijo no nacido a seguir su desarrollo, como se nos permitió a cada uno de nosotros. Desde ese punto de vista, aunque lo nieguen los mentores del proyecto, el que está en el Congreso es un proyecto de aborto libre.
Con esto no estoy negando ni minimizando situaciones muy dramáticas que se pueden presentar en un embarazo. Solo estoy diciendo que nadie puede arrogarse el derecho a decidir qué vida merece ser vivida ni menos eximir a la sociedad toda de colaborar para que los más débiles y sus madres en casos delicados y complejos tengan la mejor atención médica, psicológica, social, económica, para que se haga todo lo humanamente posible para que no se elimine deliberadamente a un ser humano, como acontece con la ley que se pretende aprobar.
+Fernando Chomali
Arzobispo de Concepción