El viernes, el Himno de la Universidad de Chile abrió el concierto de conmemoración de los 75 años de la Orquesta Sinfónica de Chile, que junto al Coro Sinfónico de la universidad (director, Juan Pablo Villarroel), la soprano Paulina González y el tenor José Azócar presentaron una "Noche italiana", todos bajo la conducción de François López-Ferrer.
Verdi, Puccini, Mascagni y Leoncavallo fueron los autores elegidos a través de una selección de arias, dúos y coros de sus más famosas óperas, con un repertorio popolare, término no peyorativo que denota una presencia masiva, vital y persistente en el bagaje memorioso de cualquier auditor, sea operático o no.
Ya la espléndida obertura de "La forza del destino", de Verdi, señaló el camino de lo que habría de venir. Una orquesta cohesionada, de noble sonido y alerta a las clarísimas y expresivas intenciones del director, lo que fue el elemento común durante todo el concierto, manifiesto en la Obertura de "I vespri siciliani", del mismo Verdi, y el Intermezzo de "Cavalleria rusticana", de Mascagni.
El Coro Sinfónico, que llevó el peso del concierto, tuvo un desempeño descollante, evidenciando una magnífica preparación. Solo habría que cuidar el equilibrio de la cuerda de tenores, que con su gran calidad tienden a sobresalir ocasionalmente, dado el brillante timbre que poseen.
Los solistas Paulina González y José Azócar fueron un enorme aporte a la gala. Paulina González, con su hermosa voz, fue creciendo en expresividad, hasta alcanzar una culminación en su conmovedora entrega en la plegaria "Inneggiamo", con coro, de "Cavalleria", un momento memorable del concierto que caló hondo en los auditores. Azócar demostró, una vez más, su calidad reconocida, tanto en sus recursos vocales como en la expresión dramática que alcanzó gran altura en las arias de Puccini y Leoncavallo. Ambos se vieron beneficiados por la dirección de López-Ferrer, que se reveló como un excelente acompañante.
A veces el público se retira envuelto en metafísicas germanas, sutilezas francesas o las audacias de los lenguajes experimentales. En esta ocasión, fue conquistado por la emoción y el poder de melodías que son un flechazo directo al cuore .
La Orquesta Sinfónica de Chile es parte de un patrimonio nacional que hay que cuidar y del cual sentirse orgulloso. Feliz aniversario.